CUADERNO DE NOTAS: DÍA DE REFLEXIÓN

Estamos en el periodo de reflexión y a ello me dispongo antes de que se emita nuestro voto.
A mi modo, intento atisbar el trasfondo y el porqué de alguna tendencia en concreto que en el presente me parece incomprensible y desearía ser capaz de desgranar al menos algunos de los posibles motivos que llevan a votar un discurso tan trasnochado y casposo pero no por ello exento de peligro:
Hay mucha gente que no siente orgullo por ser nombrada como clase obrera o trabajadora, quizá porque en su escala de valores se halla incrustada la falsa premisa que considera dicho título como inferior, y la palabra “clase” no como conciencia de ella sino como la definición del status superior al que quiere parecerse, “fulano es un tío con clase”, de manera que tal vez -y debido a que tienen esa convicción- intenten exhibir los signos y señales económicos que emulan e identifican la apariencia de quienes ellos creen que están situados por encima en la escala social para así sentirse igualados: un “buen” coche, es decir un automóvil caro, una “buena” casa: “unifamiliar o pisazo”, un modo de vestir con firmas o marcas y “niquelao”, la fachada ya está lista. Ahora falta la manera de “pensar como es debido” afluente del largo río que ha recorrido décadas de dictadura unidireccional y que sin duda -en el interior de muchos hogares- se ha seguido regando casi a escondidas hasta que la planta estuviera frondosa para sacarla al exterior con aplomo y sin sentir ni un ápice de vergüenza, porque el momento ha llegado, vuelve el tiempo de los monopolios (como veis evito decir de los fascismos porque últimamente están más indefinidos, de nuevo exaltan a la patria o a la raza, se sobreentiende que si hay extranjeros pobres llamando a la puerta pues ya tenemos enemigos, ¡hala!, a armarse como dijo Charlton Heston presidiendo la asociación nacional del rifle, ya se sabe que todo lo que viene de los EE UU es de calidad inigualable puesto que lo propugna la potencia del país más “adelantado” del mundo, ¡preparados!, ¡listos!, ¡apunten! ¡fuego!).
“Educar en valores” lo llaman ahora, idea que proviene de ese mismo estanque de más de cuarenta años y que contiene una sola religión, el clamor de “lo que aquí hace falta es mano dura”, “esto no es libertad sino libertinaje”, “es que según va vestida lo está pidiendo a gritos”, "Usted no sabe con quién está hablando", “juntos pero no revueltos”.
Eso sí, si toca divorciarse “viva la incoherencia”, y el dinerillo negro fuera del mapa, si la nena se desliza… “ahora no, que tiene que terminar la carrera, y con ese pelagatos menos.” Pues a beneficiarse de lo conseguido por los plebeyos, con alguna salvedad por supuesto: "lo de éstos a oscuras no vayan a casarse los dos maromos por toda la cara y a plena luz del día buscándonos el deshonor y la ruina", "una mujer vistosa y tradicional hijo, que sepa estar, y luego a hacer de tu capa un sayo si es que la manía no se te pasa, que la vida si uno quiere es un amplio y hermoso armario.” “Y Hacienda vosotros, que eso de que somos todos… Bien me lo he sudao para que vengan a llevárselo crudo quienes nos quieren inflar a impuestos”.
Ah, amigo, pero para incordiar y desconcertar surgen como setas profesores con coleta, economistas con rastas, ingenieros agrícolas que cuidan ovejas para resucitar la España vacía…"¿para qué les hemos dado estudios? ¡ay qué sofocón!, ¡qué disgusto!", y esa colección de incongruencias que promueven hijos y nietos que visten sin traje pero que saben llevar corbata cuando corresponde, y que tienen coche grande y casa ancha –eso sí, con hipoteca- para transportar y criar a los niños, para meter la compra en el maletero profundo, aunque usen más la bicicleta, tan diversos tan dispares… "¡qué tremendo despropósito!, ¡esos descamisaos no tienen derecho a vivir como nosotros!, una merienda de negros, es lo que es este batiburrillo de gamberros y sospechosos del demonio que a saber lo que hay detrás, que nadie da duros a pesetas…, a dónde vamos a llegar. ¡¡¡Esto es el acabose!!!”. 

Y lo de “Libertad, igualdad, fraternidad… cosa de los franceses, que siempre la están liando…”

¿Qué? ¿verdad que como decía al principio suena antiguo y casposo? pues es lo que hay. Ah y se me olvidaba, ¡que viva la pena de muerte!

No conciben la entrega sin obtener beneficio, la solidaridad cercana, el voluntariado social laico. Y entonces ofenden sin miramiento a esa persona tan generosa y tan maja que tienen tan próxima y con la que siempre pueden contar, pero que no saben a quién vota, y se permiten la ofensa de comparar a Vox con los izquierdosos... y afirman sin cautela en sus narices: “porque los extremos se tocan”. 

El pensamiento único es lo que tiene que se cree con derecho a privilegios que no otorga.

Y llegados a este punto quien escribe estos renglones se inunda de pena mientras clama en el desierto con impotencia ¿a esos quieres parecerte? porque siente que el problema de su país tan amado tal vez sea la falta de identidad, no saber poner nombre a la pluralidad y ese miedo tan enorme a ser libre por no haber practicado durante tantos años.

P. D. Espero que se sobrentienda el tono irónico de mi pobre soliloquio.

Un abrazo.
Pili Zori

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