En nuestro club de literatura estamos leyendo Quercus. Impresionante y valiente novela de Rafael Cabanillas Saldaña que describe un tiempo silenciado que ojalá esté erradicado para siempre y no vuelva jamás.
La novela es la voz sin mordaza de nuestra tierra. Nos habla de la delicada dignidad que distingue a los protagonistas, de la pobreza impuesta, del amor sin fisuras, de los derechos pisoteados y usurpados, de la sibilina y también tosca siembra del rencor y del dolor tras las humillaciones y vejaciones públicas, de la profanación de la tierra, del respeto a la montaña y a la sierra con los animales que las habitan.
El libro es un bellísimo canto a la naturaleza, a nuestro ancestral modo de expresarnos que reconocemos en padres, abuelos... en aquella generación tan heroica y valiosa con su precioso y rico lenguaje, lleno de significado y tan reconocible, con el que el autor ha engarzado una composición lírica imponente que trepida, mantiene la tensión, anuncia, advierte...
Quercus es visual, cinematográfica, se respira porque huele y despierta tus sentidos, los instintos bajos y también los nobles, ya que el lector sufre todo lo que los protagonistas padecen, y clama con infinita indignación por la justicia.
Es una obra literaria con mayúsculas cuya hondura resarce y sirve de guía emocional para desmenuzar muchas de las lacras que se produjeron en el tiempo de posguerra que describe, durante la dictadura, y nos cuenta por qué dieron origen al vaciado de los pueblos.
La novela detalla con precisión los mecanismos psicológicos con los que se consigue la esclavitud del alma, la posesión de las personas que para sobrevivir terminan por desarrollar un síndrome de Estocolmo. Contrasta y matiza sin maniqueísmos, al menos para mí, el bien y el mal, para que sepas distinguirlos. Y nos regala unos protagonistas -Abel y Lucía- de cuya honradez y bondad te enamoras para siempre. Y los personajes dañinos, a su vez, están retratados anímica y físicamente con nitidez.
La mirada de Rafael Cabanillas Saldaña está llena de compasión y de compromiso, pero sobre todo de bondad que es el objetivo de más alcance en la vida.
Para algunas personas las páginas de Quercus serán un espejo en el que no se quieran ver reflejadas, por la vigencia de las dos Españas que por desgracia en algún sector permanece, para mí sin embargo la novela es un legado, porque no es necesario experimentar las vivencias de el pueblo que el autor describe para sentir solidaridad, quien se quiera poner de perfil que se ponga, pero que no conozcas Venecia no significa que no exista, así que lo de ojos que no ven corazón que no siente no sirve, ni es aplicable en este caso.
No me gusta que le comparen con Miguel Delibes, en la actualidad ya no se habla de generaciones de escritores como las del 98, 27 o 50, ni se hacen estudios de literatura comparada que es la que corresponde a los autores de una misma etapa histórica. Creo que ambos -Delibes y Cabanillas Saldaña- son grandes maestros de la literatura y tan sólo coinciden en la temática pero los estilos y las rúbricas son distintos. Me gustan mucho los dos.
La publicación de Cuarto Centenario es preciosa y dice mucho sobre el cariño por los libros como objetos de deseo de un editor que no puede evitar el trabajo bello y bien hecho frente a las churreras de tanto mercader avaricioso.
No sé si es renovación formal que la escritura de esta obra no tenga puntos y aparte, o si se hizo así por cuestión de tamaño, lo cierto es que yo habría preferido espacios de remanso para respirar, pero quiza fue decisión del autor por una cuestión de ritmo y de tono.
Para abrir boca y para que le conozcáis en persona os invito a que veáis la aparición que hizo ayer en el programa de Tv de Castilla la Mancha "El cuentakilómetros".
Como su currículo es muy extenso os invito a que lo busquéis en Google.
Un abrazo
Pili Zori