"UNA VIDA, UNA CENA", serie de TV


El verdadero significado de admirar es conmoverse. El arte, como digo a menudo, busca caminos y elige a quien los rotura.
El chef Quique Dacosta retrata al alma de cuatro personas mostrando que la metáfora es la realidad máxima cuando se expresa al cocinar con las cuatro dimensiones. No hay humildad mayor que la de un artista culinario con la espalda en reverencia para destilar tu espíritu en un plato, ningún comensal, aunque fuera palaciego, puede estar a la altura de dicha entrega, no existe reciprocidad en esa clase de amor.
Nada tiene que ver esta hermosa e inclasificable película documental con la saturación de programas televisivos, egocéntricos, gritones y excluyentes –las prisas y los alaridos destruyen la comida- porque cada alimento tiene su ritmo y su calor, o su frescura.
Nada tiene que ver esta insólita pieza con los oropeles de los decoradores de platos y sí mucho con la bella liturgia de abrir el corazón durante una íntima platica entre dos seres que degustan una elaboración que describe tu interior y cuyos delicadísimos preliminares no conoce el invitado.
En este país nuestro tan habituado a destronar y tan poco acostumbrado a entronizar me descubro ante esta obra cinematográfica única tan bien realizada en la que la belleza no es tan sólo ornamentación.
Un abrazo.
Pili Zori

"MODERN LOVE", serie de TV


Extraordinaria de principio a fin, y el octavo capítulo un hermoso cierre de broche final, perfecto desenlace en balance -tanto vital como artístico- incluso por cómo están colocadas las etapas: La búsqueda del amor en la juventud; la involución o evolución en la madurez, y cómo no, en la vejez.
Las “pequeñas” grandes historias que componen la serie están llenas de vida, difícil y a la vez sencilla cuando los protagonistas encuentran el click.
Su creador, John Carney, nos las entrega en el precioso envoltorio de Nueva York, esa ciudad de todos, que se expresa con códigos propios que conceden la poderosa sensación de pertenencia al barrio.

El último episodio muestra como los protagonistas siguen hacia adelante mientras atraviesan la imagen purificadora de la lluvia. Maravillosa coral que nos enseña la conexión de nuestras soledades y qué les ocurre a los demás al mismo tiempo que a ti, y es que la vida se está escribiendo con todos nosotros juntos.
El amor humano siempre es el mismo, padecemos igual ansiedad por temor a no encontrarlo, a no acertar, el mismo miedo a que se deteriore una vez conseguido. Para algunos es posible que a lo largo del camino surja el deseo de cerrar la carpeta que en el pasado quedó pendiente y saber si habría sido posible. Otros encontrarán el valor para romper o para conservarlo y cuidarlo durante la carrera de fondo. Para muchos llegará la renovación del enamoramiento cuando ya no la esperaban, el renacimiento… Lo que varía es la forma actual de expresarlo.
Un elenco de actores y actrices superlativo interpretando papeles inolvidables.
Un abrazo.
Pili Zori

SECOND BEST, película de Chris Menges


Hoy os recomiendo una pequeña pero valiosa y singular joya cinematográfica.
Se emitió por vez primera en 1994, -los noventa dieron una extraordinaria cosecha de películas con sensibilidad y hondura genuinas-. Second Best fue dirigida por Chris Menges, más conocido como brillantísimo director de fotografía por sus trabajos en “La Misión”, “Los gritos del silencio”, “The Boxer”,…

La película narra las distintas aristas y dificultades de la adopción con las que a menudo no cuentan los padres adoptivos. El filme se convirtió en necesaria referencia que invita a considerar los escollos que ambos protagonistas encuentran en el camino y el pesado equipaje emocional con el que los dos cargan. El canto de verdadero amor queda servido y puesto a prueba.
Graham (William Hurt) un hombre soltero de 42 años dirige el puesto de correos de su pequeña localidad, tras perder a su madre y ocuparse de su anciano padre incapacitado y sumido en la tristeza por la pérdida de su esposa Graham decide cumplir su propio sueño de paternidad, pero tendrá que enfrentarse a James (Nathan Yapp) el niño de diez años que ha conocido el suicidio de su madre y la posterior entrada en prisión de su padre biológico a quien le guarda una lealtad malsana inculcada y malentendida. La férrea agresividad que manifiesta el niño sólo es el caparazón que esconde la enorme fragilidad por la que ningún otro aspirante a padre habría apostado.
Contada en clave masculina se convierte en una aportación imprescindible a la que antes nadie había puesto palabras.
Es preciosa y aunque sólo sea por ver la leonada cabellera de William Hurt en plan nostálgico merece la pena (es broma).
Un abrazo.
Pili Zori

LION, película de Garth Davis


¿Existe diferencia entre desear ser madre o querer tener hijos?
¿Qué pensáis vosotros? Es un matiz pequeño en apariencia en el que sin embargo cabe muchísimo debate.
Ayer me hice dicha pregunta por primera vez, viendo la magnífica película Lion, y en medio de la interrogación reflexioné: ¿En qué parte del planteamiento se encuentra la generosidad o por el contrario el lícito egoísmo instintivo?
El delicado largometraje es triste, duro, pero también enormemente constructivo y conmovedor y por tanto lleno de verdadera y profunda ternura.
Nítido retrato de la infancia dividida por dos mundos India y Australia, y la delgada línea que nos da una u otra vida según el lugar en el que hayas nacido.
Un abrazo.
Pili Zori

BRITTANY RUNS A MARATHON, película de Paul Downs Colaizzo


Basada en el testimonio de una mujer real el filme muestra el proceso de transformación física y emocional contado por la propia protagonista con las pinceladas justas y equilibradas, sin discriminaciones ni positivas ni negativas, y, sin caer en la sensiblería lacrimógena, el largometraje cuenta como Brittany logra verse como la ven y como ella se ve a sí misma, la balanza corre peligro de inclinarse hacia la obsesión vigoréxica pero por fortuna deja en su justo lugar prejuicios propios y ajenos, criba y distingue la verdadera amistad de la que no lo es y no exime de culpas propias ni de las de los otros, de modo que el proceso de purificación es integral.

La película ha supuesto para mí un aprendizaje. Intenté verla en dos ocasiones y en ambas abandoné diciéndome que no iba a aguantar rapapolvos por los kilos de más –sean subjetivamente muchos o pocos, de los que afean o de los que resultan sexys… para gustos los colores- con los que siempre estoy en pugna y a caballo entre la justificación tiroidea, el autoengaño, la pereza y la reivindicación de que la belleza cabe en todas las tallas y también en todas las edades.
Es cierto que muchas personas rayanas en la anorexia camuflan la gordofobia, y que la propia protagonista está a punto de caer en el mismo desprecio encubierto cuando se desprende de los kilos que le sobran, pero el filme deja muy claro que la mirada del otro es problema suyo y no tuyo y que ninguna fijación es buena.
Brittany descubre otra epifanía mucho más importante, al fin comprende el significado de terminar el maratón, de llegar a la meta, de acabar la carrera, y en ese proceso metafórico sobre “El camino de la vida” andado por cada uno de nosotros a su ritmo entiende el verdadero valor del esfuerzo y encuentra su lugar en el mundo.
El espectador experimenta un placer inconmensurable al ver a quién y a qué manda a tomar viento Brittany y también se alegra al comprobar lo que ya intuía: que no hace falta pagar dinerales en gimnasios cuando las propias calles y los arbolados parques –que filtran con su perfume la contaminación urbana- constituyen el mejor de los recintos.
El largometraje concreta en cabeza ajena para que podamos desgranar lo que denota paso a paso el abstracto concepto de “vida saludable”, de modo que como diría el señor Celaya “¡a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo!”.
Un abrazo.
Pili Zori