DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha organizó el día 7 de marzo de 2016, en Guadalajara, un acto para conmemorar el Día Internacional de la Mujer que a su vez dedicó un homenaje a quien durante tantos años fue directora de la Biblioteca pública de la ciudad, Blanca Calvo, alcaldesa en 1991 y figura relevante de la cultura. Tuve el honor de ser invitada a participar en la conmemoración que llevaba como lema "Las palabras que nos unen".
Compartiré con vosotros mi pequeña aportación.


Sexismo en el lenguaje

En la última película de Isabel Coixet, Allaka, una joven y bella inuit, nos dice desde la pantalla mientras acaricia con ternura su vientre abultado: “Pronto llegará pequeña persona”. PersonaY esa lección nos la entrega una esquimal, la muchacha que pertenece a una cultura supuestamente primitiva y que acostumbra a respetar la, dura, e inhóspita naturaleza del Polo Norte, y con esa palabra única para definir a hombres y a mujeres nos muestra que su idioma, no cree en la supremacía, y que aprecia por igual a todas las criaturas que su inmenso entorno incluye y contiene.
(Foto Guadaqué.com)
Quienes intentamos utilizar con profunda consideración la herramienta de la escritura, sabemos que una simple y solitaria Y griega puede cambiar por completo el sentido de una frase o el de todo un párrafo. Buscamos la precisión para reflejar sentimientos concretos, para describir espacios, rostros, paisajes, gestos…
Gozamos del privilegio de la palabra porque ella es la que nos comunica con los demás, la que nos hace personas. Pero el idioma sólo es el vehículo que traslada las imágenes, los estados de ánimo, la actitud… Es tan importante, que tras nuestro nacimiento invertimos más de un año en aprender a unir palabras para formar frases que digan lo que necesitamos, y lo logramos por imitación y haciendo un esfuerzo ímprobo.
Hasta para hablar de números se requieren las palabras.
El lenguaje transmite el conocimiento, el deseo, los objetivos, los principios, los sueños… Y la forma de utilizarlo configura el estilo que sirve para entregar a los demás nuestro modo de sentir -privado y público- la manera de ser… Usarlo bien, a la altura de los ojos une. Buscar atalayas para lanzarlo como arma arrojadiza separa.
En resumen: se dice que “el lenguaje es la representación mental que tenemos del mundo”.
Cuando era niña no entendía que la palabra caballero no tuviera equivalente en femenino puesto que nada tenía que ver caballero con Dama. La palabra Dama representaba a para mí una señora pasiva que siempre estaba esperando vestida con una falda armatoste en forma de campana y terminada en un aro que le impedía saltar, correr, escalar… y sin embargo caballera ¡oh! qué bien sonaba, a ropa flexible, a viajes, aventuras, hazañas...
Aún a riesgo de caer en lugares comunes y muy manidos, enumeraré unas cuantas palabras iguales para que de inmediato contemplemos las imágenes tan distintas que nos envían al cerebro cuando en femenino deberían ser equivalentes.
Intentaré no ponerme soez apelando a los genitales, ya que todas y todos sabemos de sobra que aunque nuestro idioma no tiene la culpa, en algún momento se instauró que el aparato reproductor masculino sirve para definir que algo es estupendo y que tenerlos es un rasgo de arrojo y valentía y que en cambio no tenerlos es de cobardes, y sin embargo se apela al de mujer para decir que algo o alguien es un aburrimiento o una pesadez.
Os propongo que juguemos un poco a ver qué significados tan diferentes nos vienen a la imaginación cuando decimos de alguien qué es: Un brujo o una bruja, ¿a que no son los mismos? Un fulano o una fulana. Un zorro o una zorra. Un hombre público o una mujer pública…
Os pido perdón por haber utilizado ejemplos tan simplones, son los que de inmediato se nos ocurren a todos, pero creo que por eso mismo sirven para extenderlos hacia otras muchas expresiones de mayor calado que usamos de manera despectiva y sin darnos cuenta.
Arreglarlo para que el lenguaje no sea sexista no consiste sólo en ponerle una A a cada oficio (por fortuna y porque ha habido un gran esfuerzo detrás, le oí decir hace unos día a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que ya nadie piensa que la jueza es la mujer del juez). A menudo usamos sin maldad dichos, frases y refranes peyorativos y excluyentes además de otras manifestaciones que hacen invisibles a las mujeres y que pasan inadvertidas. Subsanarlo consiste simplemente en pararnos a pensar y en preguntarnos por qué lo hacemos y quiénes decidieron que la definición fuera diferente según se aplicase a un hombre o a una mujer. Está bien que nos preguntemos sobre ¿a quién beneficia esa actitud preponderante?
La sociedad es como un tren, para que avance todos y cada uno de sus vagones han de llevar la misma velocidad porque si no descarrila.
Hoy está aquí Blanca, “la caballera” que vino del mar para quedarse entre nosotros, en estos parajes y aires mesetarios. La “Principesa” de los dos palacios que creó los clubes de lectura, y allí abrió las puertas de las distintas estancias de par en par y nos dejó introducirnos hasta en la cocina y llenó cada una de las salas de sillas y mesas que rodeamos principalmente las mujeres. Mujeres venidas y llegadas de todas partes de la ciudad, con distintas adscripciones, diferentes status, tallas, edades… y no sólo nos hizo visibles, también fuimos audibles.
La academia platónica estaba servida.
Intervención de Blanca Calvo (Foto Guadaqué.com)
Aprendimos juntas a debatir y a rebatir, sujetando en el cuenco de las manos como si fueran  gorriones trémulos los objetos de deseo en los que la lengua se viste de lujo: ¡las novelas!, y recibimos en esas dependencias -que tomamos al asalto como Pedro por su casa- a la crème de la crème  de las letras españolas. 
Hace 23 años que un jueves aterricé en su club de literatura y desde entonces he sido testigo directo de cómo Blanca Calvo fue levantando universos de convivencia que antes no existían y lo hizo en plural, pero sin dejar sin dejar nunca de ser ella  misma. Propició fiestas que dieron y  dan cabida a la alegría de lo variopinto y aprendí de ella cómo se vertebra y unifica lo distinto.
Hoy como tantas veces le vuelvo a dar las gracias, por hacer realidad la fantasía, por empujar con su aliento de mecenas a los creativos.
Te doy las gracias pequeña gran persona por ser una maravillosa mujer pública.

Pili Zori

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