CUADERNO DE NOTAS: Libertad de expresión

LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Nunca imaginé que tendría que reivindicar un derecho fundamental de nuestra Constitución, de nuestra democracia: La libertad de expresión.

¿Con qué autoridad ética y moral alguien se atreve a decidir lo que sí y lo que no puede ver, leer, escribir, interpretar, opinar, esculpir, pintar... una sociedad adulta?

Si una obra de teatro no te parece respetable, pues no la veas, si una serie televisiva no te agrada, escoge otra, si no te gusta un filme, una conferencia, un museo, no vayas, no asistas, si te ocurre con un libro ciérralo, elige o simplemente intenta contraponer tus razones, objeciones, reflexiones. Pero ¿quién eres tú para prohibirme lo que puedo o no puedo escuchar, escribir, ver, leer? ¿Con qué criterio?, ¿qué potestad te avala?

Me parecía tan disparatado que a estas alturas se pudiera censurar a Virginia Woolf que me ha costado dar crédito a este esperpento inquisitorial.

"Perdónalos Padre porque no saben lo que dicen, porque no saben lo que hacen", dijo Aquel perseguido de hermoso cabello largo a quien estos acosadores invocan tanto, nombran tanto. "¡Fariseos!", "¡sepulcros blanqueados!", así calificó Él a los escribas en aquel entonces. ¿Qué exclamaría ahora sí entrase en el Parlamento y escuchara al sector de los censores, o se adentrara en algún Ayuntamiento? ¡Ay!, "la verdad os hará libres", dijo.

Pobre García Lorca y su verdad aplastada hasta el asesinato. "Por sus obras los conoceréis", la suya permanece, para mayor honra y gloria. ¿Y la vuestra?, ¿en qué consiste?

Sois como niños que en la playa pisotean los castillos construidos por quienes sí saben hacerlos, sin comprender que tan sólo han de volver a levantar otros. 

No se puede querer chocolomo, o aplicar la ley del embudo con lo ancho para mí y lo estrecho para ti: aprovecharse de la democracia para después cerrar la puerta, que les has abierto de par en par, en tus narices.

Hace muchos lustros que la calle está tomada y ya nadie se va a quedar en casa con la pata quebrada, ni se hacen armarios en los que esconderse, porque por suerte y por lucha el mundo es diáfano.

¿Acaso creen quienes les han votado que estarán libres de la represión hacia sus hijos porque son de los suyos?, ¿hacia cualquiera de los componentes de la que creen su linajuda y protegida estirpe? 

Hay una clase de embriaguez muy orgásmica y dañina que tiene mala resaca: Dominar, doblegar, imponer, situarse por encima, someter, asustar, implantar el miedo..., la padecen quienes no saben ser libres, quienes no logran ganarse las alas con los ingredientes que conlleva el vuelo: la comprensión hacia el otro, el respeto a los acuerdos, a las negociaciones, la paciencia, el pinchazo de los egos gordos e hinchados de aire como globos, el trabajo con los orgullos heridos, con las rabietas... y siempre comienza por carcomer y atacar a la cultura, como en tiempos del macartismo, no nombraré el franquismo ya que les dan urticaria las atrocidades que no quieren recordar, ni estudiar, ni ver, las librerías les gustaban poco en aquel tiempo que añoran sin saber como fue el que enviaba a campos de concentración a los jóvenes intelectuales que no se fueron al exilio, aunque los libros ardan mal como decía Rivas, con ese detalle no contaban, las llamaban subversivas llenándose la boca con el único cultismo que tal vez poseían.

En fin, el abuso de poder es una enfermedad que ha de tratarse y que a menudo encubre complejos o sentimientos de inferioridad. En un mundo vertical necesitan que el otro sea más ignorante que ellos, para que puedan impornerse sobre él, subirse a su chepa, para que no les haga sombra, para que no les provoque envidia. En otro horizontal se establece el trabajo en equipo en el que todos los brazos cuentan. 

No saben que la verdadera jerarquía sólo la otorgan el prestigio, el afecto, y la solvencia ganados a pulso. Todo lo demás es opresión.

Reflexionemos, porque la involución y el retroceso no son buenos para nadie, tampoco para ellos ya que de algún modo probarán su propia medicina, la vida es un boomerang y sus hijos e hijas se pueden enamorar de otro u otra de su mismo sexo, o tal vez quieran luchar por quienes pierden su techo y su comida, porque los abogados vástagos de pijolandia también se dedican a eso de defender a la "PLEBE" o te salen literatos o cineastas sociales que invierten los términos, es lo que tiene la cultura que suele clamar equidad, y ahí te quedas tú con tu caspa y con tus rancios abolengos, c'est la vie.

Buenas noches. Os deseo amor, gratitud hacia lo conseguido, y que no pequemos de indiferencia ni seamos estómagos agradecidos mientras otros no comen.

Un abrazo.

Pili Zori

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