UN LIKE DE BOB TREVINO, película de Tracie Laymon.

No os perdáis esta preciosidad. 

Muestra cómo de las peores circunstancias emergen seres excepcionales con la dignidad intacta.

Lily (Barbie Ferreira) es una muchacha de 25 años que a pesar de pertenecer a una familia desestructurada y estar y sentirse abandonada tiene tanto amor para dar que todo lo justifica, aunque lo pague en facturas de ansiedad.

Con su actitud contradice la idea generalizada de que toda persona  que ha sufrido maltrato después a su vez maltratará, no siempre es así, ella se mantiene dulce, considerada y bondadosa, aunque por mucho que intente normalizar y comprender incluso el egoísmo voraz de su padre, la desorientación que siente y la falta de afecto de quienes deberían proporcionárselo la está devorando y las fuerzas terminan por flaquear.

Son muy importantes las personas que se cruzan en nuestro camino, y como su padre ha dejado de hablar con ella y no responde a sus llamadas, decide contactar con él a través de su red social, y al escribir su nombre aparece otro Bob Trevino.


A veces un simple gesto como el de pulsar un like marca el comienzo de un cambio de vida, y una familia no consanguínea pero elegida nace para amar, orientar y recuperarse mutuamente.

Bob Treviño -el palito tumbado de la eñe, o virgulilla desaparece en Norteamérica-, (interpretado por John Leguizamo), también acarrea su propia herida, el encuentro con la joven Lily le ayudará a salir del pantano.

Los protagonistas están sublimes, deseo que a ambos se les premie con el Oscar, por esta película hermosa en la que con tanto cariño han sido dibujados ambos, tal vez en los papeles más bellos de sus vidas. Habrá un antes y un después de esta pequeña gran joya.

De nuevo nos encontramos ante un filme que trasgrede los cánones de belleza, los protagonistas desprenden esa luz que tanto enamora y que de paso coloca en su sítio el poderoso atractivo de la diversidad, el de las personas "corrientes" de tamaños y colores distintos... 

Somos únicos y nuestras huellas digitales también, así como las que dejaremos al marcharnos.  Por ello vamos a procurar que al menos las últimas generen buenos recuerdos.

La película está inspirada en hechos reales, algo muy similar le ocurrió a la directora y guionista del filme (Tracie Laymon) y el homenaje y requiem a alguien tan querido que le cambió la vida -tan sólo con prestarle la atención necesaria, con las palabras asertivas y afectuosas-, se nota y llega como un fuerte impacto al alma del espectador, por eso es tan conmovedora, tan verdad, sin el sentimentalismo tramposo y calculado de otras comedias melodramáticas y de patrón tipo. 

Un like de Bob Trevino es un largometraje sobrio que une la dureza y la ternura tal y como ocurre en la vida fuera de la pantalla.

Tracie Laymon

 Este tipo de personas como los protagonistas abunda aunque nos hagan creer que no, y ya es hora de que lo ruidoso del mal no las tape, porque más a menudo de lo que somos conscientes nos convertimos en héroes de la sencillez y como dijo el centurión aquel: "Una palabra tuya bastará para sanarme". 

¿Somos familia?, pregunta desde el ordenador Lily al comprobar el mismo apellido, y en ese interrogante está la clave del filme. 

¿Qué es una familia? o ¿Cómo debería ser?

El largometraje sabe a poco porque, los mal llamados "secundarios" son magníficos y al espectador le gustaría saber más sobre ellos, la esposa de Bob, por ejemplo, (Rachel Bay Jones), tan profunda y comprensiva, la amiga de Lily, Daphne, (Lauren Spencer) tan dispuesta y más móvil que otros para darse a pesar de su silla de ruedas, el padre biológico tan impresentable (French Stewart en su desagradecido papel de manipulador emocional, que son los más difíciles de interpretar porque a veces estigmatizan) y la elocuencia de todos dentro de los respetuosos silencios. 

Los lagrimones haciendo surco en tu cara están garantizados, pero no os preocupéis porque son purificantes.

No os la perdáis, la proyectan ahora mismo en la sala doce de los multicines del Ferial Plaza, y los martes el precio senior es de dos euros, y los miércoles el día del espectador. No hay excusa.

Abrazos.

Pili Zori

THE BEAR, serie de TV

Serie The Bear (El oso)

Es un homenaje impagable a las personas que hacen de la comida un arte.

The Bear es un restaurante familiar formado por un equipo que añade, acoge y fusiona, a miembros no consanguíneos que también son considerados familia, cada uno con su drama personal, con su necesidad de pertenencia y de aprobación, con la búsqueda de su lugar en el mundo, con sus miedos e inseguridades. 

¿La cocina como refugio?, ¿el talento como salvoconducto para ser aceptado fuera de él? La fragilidad está servida, el espectador decide y añade su aportación personal.

Como a menudo repito la verdadera fortaleza siempre proviene de la vulnerabilidad. 

La serie comienza siendo un caos que refleja como en un espejo cómo se sienten los personajes por dentro.

El pùnto de partida es el de una familia un poco disfuncional en el eje alrededor del que giran: la madre (Jamie Lee Curtis, que borda el papel), tiene problemas de alcoholismo y algún trastorno. 

No sé si es que las madres de origen italiano son así de explosivas en Estados Unidos o que los escritores de cine y series las ven de ese modo cayendo en el arquetipo o incluso en la caricatura. Pero doy fe de que conozco a una mujer tan intensa como la que interpreta Jamie y lo cierto es que la clava.

En este punto haré un pequeño inciso, subjetivo sin duda, del que se puede discrepar, cada espectador tendrá su propio modo de verlo: desconozco si nuestras costumbres mediterráneas con respecto al núcleo familiar son tan distintas de las norteamericanas, o en el fondo no, y si salvo determinados matices podemos identificarnos con ellos o distamos completamente. Tal vez el cine y la literatura de allí retraten a las familias estadounidenses cayendo en el tópico de que son desestructuradas o disfuncionales para crear dramatismo y en realidad no es la tónica general, o por el contrario sí lo es y son un fiel reflejo de dicha realidad. No lo sé. 

El caso es que Estados Unidos es una nación enorme y los hijos -para realizar estudios superiores- han de despegarse del nido siendo todavía muy jóvenes, y la distancia geográfica marca y genera frialdades e independencias quizá prematuras, pero lo cierto es que en esta serie, como en tantas otras, el punto de vista elegido es el de los hijos con respecto a su madre que es la que peor parada sale -al menos al comienzo- a ella apenas la escuchamos, sólo la vemos reventar en una celebración familiar en la que llega al paroxismo e incluso estampa un coche contra la casa, pero no sabemos por qué está así, y en mi opinión el juicio es excesivo y sumarísimo, tremendamente duro contra ella. 

No olvidemos que Natalie y Carmi han perdido a un hermano por suicidio, pero ella a un hijo, y por muy virulenta que sea en cuanto a lo que ellos interpretan como toxicidad y afán de protagonismo con sus reacciones, por mucho que dé la nota y monte el número ello no les exime de ser crueles con ella también, perder un hijo de esa manera es una tragedia de las más duras que te puede traer la “vida”, y creo que no comunicarle ni siquiera que va a ser abuela, o que Natalie, su pequeña Sugar, la llame -como último recurso porque nadie más estaba disponible- cuando va a parir, como mínimo es de una gran impiedad, pero Donna Berzatto está ahí para ella, y siempre ha estado, ¿y él, Carmi, “Don si te he visto no me acuerdo y salgo huyendo”? tampoco se queda atrás.

Pienso que alguien les tiene que decir “bienvenidos al club, no resultáis mejores ni más víctimas que verdugos, porque brutos sois los tres, y adultos también, y el duelo hay que hacerlo en familia y no cada uno por su lado” pero bueno, necesitan su tiempo para enfrentarlo y es muy comprensible. 

La madre no se atreve ni a entrar en la inauguración porque teme que su presencia les agüe la fiesta, y no puede con la vergüenza de los malos recuerdos que parecen sentenciarla de por vida, mientras ellos, de nuevo, vuelven a pensar que los deja tirados, y así se justifican, pero ella sí ha acudido y en esa antesala acristalada Donna se entera de que su hija va a ser madre porque al yerno Pette Katinski (Chris Witaske) -el marido de Natalie- se le escapa, dado que no estaba al tanto de que su mujer no había compartido la noticia con la madre. Y así de dolorida se va esa mujer a su destierro personal. Pette llora con impotencia por ambas, todos los personajes son extraordinarios, sencillos y completamente creíbles.

 Y me pregunto ¿a ninguno de los guionistas les parece mal?, ¡hombre!, ¿cuánto ha de durar el castigo? Y ¿quiénes son ellos para tirar la primera piedra? Que su historia no va de bandos ni de ponerse de parte de unos u otra, que están unidos como vasos comunicantes por la misma sangre, ¡que son familia! que parece que los deberes y obligaciones sólo los tienen los progenitores.

Tranquilos que después se arregla.

Pero el debate que suscita es muy interesante. Y eso que Jamie tiene pocas apariciones, pero son estelares.

Si profundizamos en la relación madres e hijos -con otros personajes como el de Richie (Ebon Moss Bacharach, otra interpretación magnífica), la serie tocará lo paterno. 

Pero ahora estamos con la de Donna, Natalie y Carmi.


En la vida real y fuera de la pantalla -que también es otra forma de realidad-, comprendemos que madres e hijos, por encima de todo, quieren proporcionar bienestar, felicidad, alegría y naturalidad mutuos, pero con la experiencia de los años y escuchando mucho a mujeres de nuestro club de literatura, de diferentes edades, he comprendido a lo largo de mi existencia que todas, absolutamente todas las relaciones materno filiales conllevan esos matices ocultos y ambivalentes -más grandes o más pequeños- en los que a veces se ama con sentimiento de culpa o de deber y no espontáneamente, arrastrando roces y teniendo cuidados, y es que es ley de vida, necesitamos algunos enfrentamientos para crecer fuera del nido y aunque el rechazo duela es necesario, todos somos hijos y como es lógico nuestros padres son el punto de partida. El lado extraordinario de este asunto es que el amor siempre sale a flote y triunfa, por ello aunque Natalie durante el parto suelta coces humillantes -a mi juicio- termina abrazada a su madre y ambas reciben el consuelo mutuo y la reparación.

Cuando tuve a mi primera hija, en las clases de “parto sin dolor” nos hacían hincapié en que no teníamos que estar enmadradas, y no habrá cosa de la que más me arrepienta en esta vida, que de aquel menosprecio tan equivocado. Menos mal que lo compensas de inmediato porque la necesitas y mucho, y ella te necesita a ti y se pone a tu servicio aunque seas engreída y te creas más moderna, pero no des ni una en el clavo. Para cuando di a luz a la segunda ya conocía todo lo que tenía que saber. 

Hace unos días vi una de esas frases interrogativas que aparecen en Facebook de vez en cuando sobre llamativos fondos de colores, preguntaba que con quién querrías hablar -si pudieras- durante un rato sentada en un banco, de inmediato expresé: con mi madre, pero sin decir nada, sólo estar a su lado. 

Según mi criterio, no siempre hay que hablarlo todo, con algunas personas se puede, con otras es contraproducente, la sabiduría es aprender a distinguirlas y entregar palabras a unas cuando hace falta y hechos a otras cuando los necesitan, pero no siempre se está receptivo. 

Carmi también cocinará para su madre finalmente y ese es su mejor discurso, su máximo regalo.

La serie plantea además debates diversos como el de hasta qué punto la humillación de los maestros es eficaz para crear a un gran chef, aunque destruya por dentro, al menos a mí me parece nefasta la falta de asertividad, Carmi tuvo uno que fue un sádico, por suerte y como contrapartida, en otros capítulos salen ejemplos distintos de grandes mentores que le transmiten su saber como es debido, con afecto y sin situarse por encima. La cocina requiere humildad para ser grande, puesto que las elaboraciones son caprichosas y no salen siempre óptimas o superlativas, y tanto en ella como en cualquier otro oficio debemos preguntarnos si nos estamos dedicando a dichos trabajos por los motivos adecuados o por los equivocados, hemos de saber quiénes somos, lo que queremos y para qué servimos, y subrayo el verbo servir que es para lo que estamos en el mundo y no para mandar que es muy distinto a dar instrucciones, pautas, normas o consejos. 

No es fácil encontrar tu pequeño lugar en el planeta, y al igual que todos nosotros, los protagonistas de la serie lo están buscando, la decisión que toma Sidney (Ayo Edebiri) la jovencísima mano derecha de Carmi es muy difícil, a un lado de la balanza el nombre propio, al otro el corazón y el sentido de pertenencia en el equipo remando a favor. Pero la toma. El espectador tendrá que descubrir cuál es.

Carmi envía a todos sus compañeros a los lugares en los que él aprendió y Richie, el más reacio, queda deslumbrado y por fin se le derrumba todo el rechazo simplón que tenía al llamar niñato pijo a Carmi, es conmovedor como allí descubre lo que quiere ser y para lo que tiene cualidades, resulta que es un extraordinario Maître en sala. 

Tina es el ejemplo de que en cuanto te dan oportunidades te desarrollas, necesitas la ayuda de los otros y saberla recibir, en cuanto deja de sentirse amenazada emprende el vuelo.

 Lo mismo ocurre con Marcus y su evolución en repostería, que le convierte en un auténtico mago, e igual sucede con el sommelier y con todos los demás. 

En Bear no hay personajes secundarios aunque sean de corta aparición, y son preciosos, bellísimas personas, perfectas en su imperfección.

El perdón todo lo borra, y hay vida de sobra para arreglar averías, carrocería y motor.

Al comienzo la serie es caótica, y los matarías, pero poco a poco y al ritmo lógico vamos conociendo las razones de cada uno y por qué son como son, de donde vienen, el origen de sus temores -todos nos aferramos a nuestros pequeños mundos y rutinas conocidos aunque sean perjudiciales porque la costumbre es un lugar seguro-, son seres individuales en evolución que a su vez han de ensamblarse, crecer y avanzar con el grupo y aprender adaptación y empatía hacia los demás.

Los guionistas han dibujado a personajes conmovedores e inolvidables, a los que quieres incondicionalmente, un grupo de personas buenas, que meten la pata hasta el corvejón, pero también saben sacarla del barro aunque sea con dificultad y torpeza. 

Jeremy Allen White (Carmi) está sublime en el papel principal, es hipnótico con esos ojos de zafiro azul que parecen cristal de murano, aguanta el primer plano como pocos actores consagrados y dice mucho más -con sus elocuentes silencios y en su papel introvertido- que si hablase a borbotones sobre sí mismo y todo lo que le atormenta. Es un actorazo con mayúsculas, y tiene encuadres dignos de Botticelli, de hecho físicamente parece un florentino del quattrocento. 

Si hay algo que me encanta de la serie es que son actores y actrices cuya belleza se sale de los cánones y sin embargo el atractivo y la armonía que desprenden son descomunales. Gente que enamora y mucho, han sido escritos con un amor inmenso, e interpretados dejándose la piel, no voy a nombrar a todo el elenco, pero me descubro ante ellos, incluso ante los aparentemente secundarios -ya he dicho en renglones anteriores que no hay papeles pequeños- algunos están creados para la distensión, pero su comicidad no es irreal, hay mucha gente como Neil Fak (Matty Matheson) o como Tedy Fak (Ricky Stafieri) el amigo, son personas así de ingenuas que también encajan y hacen felices a los demás con sus sencillos códigos éticos de amistad y amor.

Por ponerle alguna pega diría que en mi opinión sobra que se pregunten tantas veces los unos a los otros si están bien, pero es otra de las características del cine americano que nunca he comprendido, pues ¿no estás viendo que llora o vomita?, ¿cómo va a estar bien? Pero tal vez lo que quieran decir con el interrogante es si pueden con ello, si aguantan, si lograrán recomponerse solos o necesitan ayuda de la índole que sea. No lo sé. Personalmente creo que esa reiteración empobrece los diálogos que por suerte salvan los actores y actrices con la lograda interpretación de los gestos y el objetivo de la cámara captándolos como un microscopio en milésimas de segundo. ¡Qué buena dirección!        

En la serie contemplamos la comida como la metáfora más real de la vida: elegir ingredientes -desde su origen- en el huerto, comprender para qué sirven y elaborarlos para nutrir con afecto a los demás añadiéndoles las sorpresas que requieren las celebraciones, diarias o especiales, en ese paréntesis de la azarosa y dura existencia cotidiana. 

Es una conmovedora clase de belleza que no consiste en engullir con rapidez por falta de tiempo, sino en saborear el manjar con la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto, y la memoria.

El chef cocina para el paladar más sensible o para el menos evolucionado y sabe que su comida –un arte efímero- no es el ingrediente principal, es consciente de que el protagonismo lo tienen las personas que acuden a su local para celebrar entre ellos, para enamorarse, para consolidar relaciones, para no sentirse solas, para cargar las pilas de la alegría, para cerrar negocios… Y en ese delicado equilibrismo el restaurante al completo intenta encontrar la armonía y generar los bonitos recuerdos en los que cada segundo cuenta, para que los platos lleguen a la mesa en el punto de calor o frío exactos, preciosamente presentados, apetecibles, y se entreguen sin errores a cada comensal.

Pocos oficios dependen tanto del prestigio que los clientes le otorgan cuando se les trata como a invitados de la casa, como a familia muy querida. 

Pero con independencia del precio que al final figure en la cuenta, el trabajo es tremendamente sacrificado, y a menudo desagradecido. 

Claro que también hay mucho prepotente advenedizo ahora que está tan de moda innovar a toda costa. Y no se trata de realizar experimentos a riesgo de que no gusten, sino de conseguir variantes a ser posible deliciosas que armonicen entre sí y guarden equilibrio.  

Algunas personas tienen el don de conseguir el prodigio ¡Sí chef! y alrededor de ellas gira toda la maquinaria de la trastienda: La cocina, lo que los comensales no ven desde el relajado y bello salón del restaurante, humilde o prestigioso, pequeño o grande, moderno o rústico, tradicional o innovador…

Pero a su vez también están los equilibrismos que hay que hacer en el alambre, puesto que todos los miembros son fundamentales: desde quien friega los platos, quien coloca los manteles, dobla las servilletas, marida los vinos…, hasta que llega el producto terminado a las manos de los camareros y se deposita con finura en la mesa y finaliza con el broche de oro que es el postre, todo ha de funcionar como un mecanismo de reloj suizo sin que se rompa ni un solo eslabón de la cadena.

El equipamiento es costoso, las cocinas han de brillar con limpieza de quirófano para el visto bueno de Sanidad, y la brigada suele ser numerosa para que los servicios conjuguen, y todo ello se traduce en contratos y sueldos: espacio, decoración, mobiliario, utillaje, maître, sommelier, camareros, cocineros –cada uno en su estación, en su puesto- compra de producto fresco en el mercado… y hay que sortear escollos para cubrir gastos, agua electricidad.... y obtener ganancia a ser posible, pero a costa de ser enterrados en vida por la pasión de estar siempre con la cerviz inclinada sobre el diámetro del plato que ni siquiera sabes si apreciarán los agasajados que no te ven, ni tú a ellos. Y cada segundo cuenta. 

No, no es precisamente un negocio que arroje ganancias -por mucha apariencia que tenga-, de hecho algunos no mencionan la dichosa estrella para no tener que mantenerla y poder atraer así a clientes asiduos de solvencia normal. Otros matan por participar en los realities televisivos que tanto daño hacen a la profesión, pero así se ganan el pan por mucho que presuman después en sus locales. 

Tengo noticia de uno de los grandes que cambió el restaurante de su propiedad por una caravana adaptada para servir sus deliciosas comidas.

La serie está filmada con el lenguaje, la atmósfera y el ritmo trepidante que forma el conjunto, y al mismo tiempo se escucha como fiel reflejo el interior anímico de los protagonistas que a veces entra en ebullición y se arrebata, hierve y hasta se quema, y otras ha de cocinarse despacio y a baja temperatura. 

Lo que más me gusta es que discuten como salvajes, pero se quieren sin importarles "el qué dirán", y saben que su afecto es irrompible aunque tengan que corregirse en las formas, pero no en los fondos, como veis una vez más vida y cocina son lo mismo: buenos o malos fondos sobre los que ofrecer las mejores viandas.

La fotografía resulta bellísima, es evidente que han captado el espíritu en fusión y la atmósfera y le han entregado toda la dignidad que merece la profesión.

The Bear se desarrolla en Chicago y aunque salen tomas de enorme belleza reflejadas sobre el lago en la noche enjoyada de brillos y luces he echado de menos más panorámicas de esa ciudad tan monumental y envuelta en sonidos de blues.

Quedo a la espera de la quinta temporada con el deseo de degustarla poco a poco y comprobar que todos y cada uno de los personajes son felices, especialmente Carmi.

P. D. 

Mi novela inédita “Con cobertura de blues” también va de comida y amores difíciles, amistades complicadas, barrios altos y bajos, pobreza y riqueza, adicciones… policía e incluso narcos, parte de ella se desarrolla en el sur de los E.E. U.U. pero todos comen al menos dos veces al día y como dice el eslogan: "La comida nos une".

Contemplar The Bear ha refrendado mis páginas que al igual que la serie tiene un enorme trabajo de campo en la documentación. Puede que decida que de algún modo vea la luz y la rescate de su siesta como a la bella durmiente. Se lo debo. Porque sí tuve visión de futuro ya que después de escribirla proliferaron los programas gastronómicos como setas por todas partes, y es justo decirlo porque Con cobertura de Blues no va a rebufo sino que en cierto modo se adelantó y fue pionera, al menos en el telón de fondo, la trama y la historia son un entrelazado de vidas cruzadas que finalmente se conjugan, y de segundas oportunidades aparentemente imposibles.

Un abrazo

Pili Zori

CUADERNO DE NOTAS: Tributos

 TRIBUTOS

Quiero compartir con vosotros un pensamiento muy común y obvio, una verdad de barquero o  de perogrullo que todo el mundo conoce, pero que no estorba recordar, porque a veces es bueno no dar por hechos los logros y conquistas puesto que en un pis pas podrían desaparecer si no los cuidamos:

En mi osada y profana opinión, creo que sería bueno y educativo que cada uno de los habitantes de nuestro país conociera los precios de todas las pruebas e intervenciones médicas que ejerce la Seguridad Social, de ese modo comprenderíamos que sería imposible pagar cualquier operación complicada de forma individual, pero sí es factible, si lo hacemos entre todos, nada más, no hacen falta eufemismos, ni ir a la universidad de Harvard a estudiar economía para comprender algo tan sencillo: solos no podemos pero juntos sí, y estoy segura de que conociendo y pormenorizando los datos sentiríamos un inmenso orgullo porque seríamos conscientes  de que cada persona que se cura es un poquito gracias a ti, a mí, a todos... Y esa sensación de que contribuimos para salvar vidas, lo más preciado que tenemos, cobraría en nuestra mente y en nuestro corazón el valor tan enorme que supone.

"Un impuesto es un tributo que se exige en función de la capacidad económica de los obligados a su pago", nos explica el diccionario.

Así que si quieres presumir de riqueza tan sólo has de comentar cuánto pagas de impuestos, porque puedes, porque tú lo vales, porque tienes de sobra, porque eres un estupendo benefactor y no un evasor.

No tengo nada en contra del dinero ni de que cada cual lo utilice en la medicina privada si en un momento dado necesita hacerlo por cualquier razón, pero que la seguridad social no merme, no se deteriore, que nadie haga inhumana, sombría y cobarde labor de zapa para que desaparezca, y quien no pueda pagar que se muera de asco, "no haber nacido pobre" piensan los endogámicos, por el contrario deseo fervientemente que la sanidad publica crezca y progrese en investigación y obtenga los máximos resultados, que sea el mejor campo para que los licenciados en medicina quieran pertenecer y permanecer en él.

Detengámonos un poco en el significado de ambas palabras: seguridad y social. Todos somos sociedad, y merecemos sentirnos seguros y amparados durante nuestra existencia y también en la despedida, que nos traten con humanidad y delicadeza cuando nos encontramos más vulnerables, ya que el oficio es vocacional y no elitista, ese es el don, el regalo, el derecho. Y el deber de los médicos -situados entre el cielo y el suelo- es el de no olvidar jamás el juramento hipocrático.

***

Cuidaos mucho, que tengáis sosiego y nunca miedo a ser abandonados a vuestra suerte, y que encontréis multitud de momentos felices en todas las circunstancias y a cualquier edad.

Salud y amor.

Pili Zori

CUADERNO DE NOTAS: Libertad de expresión

LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Nunca imaginé que tendría que reivindicar un derecho fundamental de nuestra Constitución, de nuestra democracia: La libertad de expresión.

¿Con qué autoridad ética y moral alguien se atreve a decidir lo que sí y lo que no puede ver, leer, escribir, interpretar, opinar, esculpir, pintar... una sociedad adulta?

Si una obra de teatro no te parece respetable, pues no la veas, si una serie televisiva no te agrada, escoge otra, si no te gusta un filme, una conferencia, un museo, no vayas, no asistas, si te ocurre con un libro ciérralo, elige o simplemente intenta contraponer tus razones, objeciones, reflexiones. Pero ¿quién eres tú para prohibirme lo que puedo o no puedo escuchar, escribir, ver, leer? ¿Con qué criterio?, ¿qué potestad te avala?

Me parecía tan disparatado que a estas alturas se pudiera censurar a Virginia Woolf que me ha costado dar crédito a este esperpento inquisitorial.

"Perdónalos Padre porque no saben lo que dicen, porque no saben lo que hacen", dijo Aquel perseguido de hermoso cabello largo a quien estos acosadores invocan tanto, nombran tanto. "¡Fariseos!", "¡sepulcros blanqueados!", así calificó Él a los escribas en aquel entonces. ¿Qué exclamaría ahora sí entrase en el Parlamento y escuchara al sector de los censores, o se adentrara en algún Ayuntamiento? ¡Ay!, "la verdad os hará libres", dijo.

Pobre García Lorca y su verdad aplastada hasta el asesinato. "Por sus obras los conoceréis", la suya permanece, para mayor honra y gloria. ¿Y la vuestra?, ¿en qué consiste?

Sois como niños que en la playa pisotean los castillos construidos por quienes sí saben hacerlos, sin comprender que tan sólo han de volver a levantar otros. 

No se puede querer chocolomo, o aplicar la ley del embudo con lo ancho para mí y lo estrecho para ti: aprovecharse de la democracia para después cerrar la puerta, que les has abierto de par en par, en tus narices.

Hace muchos lustros que la calle está tomada y ya nadie se va a quedar en casa con la pata quebrada, ni se hacen armarios en los que esconderse, porque por suerte y por lucha el mundo es diáfano.

¿Acaso creen quienes les han votado que estarán libres de la represión hacia sus hijos porque son de los suyos?, ¿hacia cualquiera de los componentes de la que creen su linajuda y protegida estirpe? 

Hay una clase de embriaguez muy orgásmica y dañina que tiene mala resaca: Dominar, doblegar, imponer, situarse por encima, someter, asustar, implantar el miedo..., la padecen quienes no saben ser libres, quienes no logran ganarse las alas con los ingredientes que conlleva el vuelo: la comprensión hacia el otro, el respeto a los acuerdos, a las negociaciones, la paciencia, el pinchazo de los egos gordos e hinchados de aire como globos, el trabajo con los orgullos heridos, con las rabietas... y siempre comienza por carcomer y atacar a la cultura, como en tiempos del macartismo, no nombraré el franquismo ya que les dan urticaria las atrocidades que no quieren recordar, ni estudiar, ni ver, las librerías les gustaban poco en aquel tiempo que añoran sin saber como fue el que enviaba a campos de concentración a los jóvenes intelectuales que no se fueron al exilio, aunque los libros ardan mal como decía Rivas, con ese detalle no contaban, las llamaban subversivas llenándose la boca con el único cultismo que tal vez poseían.

En fin, el abuso de poder es una enfermedad que ha de tratarse y que a menudo encubre complejos o sentimientos de inferioridad. En un mundo vertical necesitan que el otro sea más ignorante que ellos, para que puedan impornerse sobre él, subirse a su chepa, para que no les haga sombra, para que no les provoque envidia. En otro horizontal se establece el trabajo en equipo en el que todos los brazos cuentan. 

No saben que la verdadera jerarquía sólo la otorgan el prestigio, el afecto, y la solvencia ganados a pulso. Todo lo demás es opresión.

Reflexionemos, porque la involución y el retroceso no son buenos para nadie, tampoco para ellos ya que de algún modo probarán su propia medicina, la vida es un boomerang y sus hijos e hijas se pueden enamorar de otro u otra de su mismo sexo, o tal vez quieran luchar por quienes pierden su techo y su comida, porque los abogados vástagos de pijolandia también se dedican a eso de defender a la "PLEBE" o te salen literatos o cineastas sociales que invierten los términos, es lo que tiene la cultura que suele clamar equidad, y ahí te quedas tú con tu caspa y con tus rancios abolengos, c'est la vie.

Buenas noches. Os deseo amor, gratitud hacia lo conseguido, y que no pequemos de indiferencia ni seamos estómagos agradecidos mientras otros no comen.

Un abrazo.

Pili Zori

CUADERNO DE NOTAS: ¿Seguidores o "influencers"?

¿SEGUIDORES O "INFLUENCERS"?

¿Qué estás pensando? Pregunta el señor algoritmo de Facebook para que no sientas que monologas ahí tú sola, y respondo: 

Pues eso, que hay que pensar, no conformarte con la comodidad de ser seguidor porque no basta con repetir lo que escuchas o ves -en tu emisora de radio favorita, o en el canal de televisión que te gusta, o en prensa digital, tertulia o foro de internet- para poder conversar o lucirte -trasladando lo dicho por otros- a las reuniones de compañeros o amigos, simplemente por demostrar que eres una persona actualizada y con barniz.

Al menos nuestro cerebro recibe la información -abundante o escasa, elegida de antemano, sesgada o acotada, perteneciente al hemisferio de cultura occidental en el que vives y no a otro-, pero es información al fin y al cabo, y nuestra mente, por fortuna, tiene la capacidad de almacenar, de tamizar, de elaborar criterio propio -y lo hace por ese orden, no olvidemos que la psique también se ejercita y desarrolla como los musculos-, después si la opinión que has generado coincide o no con lo escuchado y te hace simpatizante o antagónico, ¡genial!,  pero ya ha sido cribada por ti. 

Pasar un ratillo colocando y ordenando lo que recibes sin dejarte llevar por posibles filias o fobias, o como mínimo preguntándote: ¿A ver, por qué me caen mal, está persona o esté grupo?, ¿qué estoy proyectando sobre él o ella? Y en especial: ¿Qué me parece lo que veo y lo que oigo? Es muy saludable.

Te aseguro que esas pequeñas reflexiones harán que te sientas mucho mejor contigo, en tu eje, conociéndote por dentro sin esperar a que alguien te defina. Sólo así conseguirás ser "influencer" de ti mismo, una persona "creadora de contenido real". Lo digo con toda la ironía y también con absoluta seriedad.

Te garantizo que barrer de un escobazo egos inflados, ambiciones encubiertas de falsa valentía y sinceridad, deseos de ganar la discusión por el mero placer de dominar, desahogos que nada tienen que ver con lo que oyes, complejos disimulados y la mala leche disfrazada, despejará el ambiente, y ya no esperarás a que alguien se exprese para llevarle la contraria o para darle la razón "por ser vos quién sois" sino que aportarás lo que piensas tú al hilo de lo que esa persona dice sin necesitar que sea un contrincante y mucho menos un enemigo.

Es necesario que aflojemos la marcha, hay que ir más despacio, cambiar de postura o posición de vez en cuando, para descansar y así poder discernir, detenerte a pensar en si estás o no en el lugar correcto de la historia sin renunciar por ello a tu ideología, sea minoritaria o de mayoría, ese detalle no es principal, el sentido crítico sí, si lo sustenta la honradez.

Como no quiero ser acusada de contemporizadora o "templa gaitas", aunque ya lo he mencionado otras veces volveré a hacerlo:

Siempre he soñado con la unidad de la izquierda y me dio mucha alegría que se formase el gobierno de coalición -aunque el partido mayoritario se uniera por necesidad y no por gusto, como se suele decir: en una paella no sólo es importante el arroz. Los tropezones de carne, las verduras, y los mariscos también son necesarios, además del caldo que proporciona la cocción que unifica y consigue la unidad del plato.

Después contemplé atónita mucha injusticia y acoso insufrible hacia personas que se dejaron la piel, y sufrí por ello. 

El asunto no va de ser satélite del astro, sino de qué todo el mundo esté representado y eso lo deciden los votos.

Se produjeron grandes logros que muchos se empeñaron en ensombrecer, y se siguen consiguiendo dentro y fuera del país y justo es decirlo, me da igual si hay culto a la personalidad o al equipo, lo que miro es el trabajo y sus resultados y que se siembren buenas bases, paso de egolatrías y endogamias. 

Eso sí las autorías hay que señalarlas, las buenas y las malas. 

Aclarado queda por si a alguien le hacía falta ubicarme. Necesidad que anularía precisamente el espíritu de este pequeño y modesto comentario de opinión que es el de no etiquetar. 

En cuanto a los ladrones y sus puestos de confianza ya sabemos todos en el fondo que quien quiere te la cuela. No sirve de nada exclamar "tú también" porque peor me lo pones y mayor vergüenza es. Se trata de considerar como delito el soborno y castigarlo con contundencia, hay que vigilar la vida que llevan los miembros dirigentes y sus familias, es lo que toca si te metes en política para dar servicio público, y a los corruptores ni agua, si es un mal endémico de determinados empresarios pues tampoco creo que sea complicado el veto, que se lo hubieran pensado antes de delinquir.

Perdonad la simpleza y el exceso de pragmatismo, me consta que no estoy en mi terreno, no en vano la política es una ciencia que se estudia en la universidad, pero igual que voto puedo opinar con mayor o menor acierto. Enriquecedlo vosotros si así os complace.

Abrazos para todos, deseo que os encontréis muy bien.

Pili Zori

CUADERNO DE NOTAS: ¿Obras de misericordia?

¿OBRAS DE MISERICORDIA?

Algunos no hablan para el parlamento, ya que no lo respetan como lugar de aportación y explicaciones, lo utilizan como puente y altavoz para que les escuchen sus posibles votantes y por ello no es inocente ni torpe que dejen caer -como globo sonda- que expulsarán a millones de inmigrantes. Somos pueblo de destierros tan sólo hay que prender la mecha y poner a hervir la sangre para que bullan los ancestros.

No olvidéis que el voto es secreto y en esa sombra se refugiarán cobardemente quienes han canalizado inquinas y frustraciones contra el extranjero pobre para culparle -como chivo expiatorio- de todos sus males. Eso sí, para que le cojan las fresas, le limpien la casa, o le cuiden al anciano sí valen, ya que son más baratos y no rechistan. 

Tiene cinismo el asunto, y falta de coherencia que alguien que vota en contra de la ley del divorcio después cuando los otros la aprueban sean los primeros en aprovecharse de ella, que retiren las banderas del orgullo, pero se puedan pasear con su pareja gay sin ser atacados cuando otros recibieron más palos que una estera..., y así con todo. La ley del embudo: Lo ancho para mí y lo estrecho para ti.

Resulta gracioso que después se dejen ver en Misa tan fervientes y que yo que no voy les recuerde la misericordia que prometieron tener:

-Visitar a los enfermos.

-Dar de comer al hambriento.

-Dar de beber al sediento.

-Dar posada al peregrino.

-Vestir al desnudo.

-Visitar a los presos. 

No, hay que hacer como Trump, que los encarcela, el posible y flamante candidato a premio nobel de la paz propuesto por el exterminador, ¡tócate los pies!

-Enterrar a los difuntos... 

Vease Gaza.

¿Alguien sigue el Evangelio de Aquel Palestino?

Por mí ¡¡¡Idos a tomar viento!!!

Y sí, llamemos a las cosas por su nombre, sois racistas, ¡cómo no os da vergüenza! y "mala gente que camina y va apestando la tierra". Como afirmó Don Antonio Machado.

No me gusta perder mi paz interior, de por sí muy frágil, pero tampoco está bien mirar para otro lado. Así que os pido perdón por el mitin, pero lo suelto con la esperanza de que no tienen por qué venir malos tiempos si todos nos expresamos y desenmascaramos, yo la primera. 

Tampoco pasa nada por admitir que estabas equivocado -si no eras consciente- aunque hayas invertido en el error muchos años de tu vida. Todos tenemos voz interior, si no quieres llamarla conciencia, y es muy fácil escucharla y distinguirla, basta con ponerte en el lugar del otro y preguntarte si lo que le haces o dices te gustaría que te lo hicieran o dijeran a ti. 

El egoismo y el desprecio son el origen de todos los males, lo demás es envolver tus palabras y tus hechos con el papel del circunloquio para crear confusión. Al menos intento darme cuenta de que también tengo mis ramalazos y procuro corregirlos.

Un abrazo enorme, cuidaos mucho y no tengáis miedo de nada ni de nadie porque no estamos solos.

Pili Zori.

CUADERNO DE NOTAS: ¿Quién conspira?

¿QUIÉN CONSPIRA?

No voy a entrar en teorías intrigantes en la sombra, pero tampoco me parece normal caer en la simplicidad de considerar que esta oleada mundial de ultraderechistas es un cambio de ciclo sin más, un deseo legítimo del pueblo, con la excusa de que están hartos, ¿un hartazgo real u orquestado? ¿repentino? No sé, ¿cómo lo veis vosotros?

¿Acaso de pronto dejas de pensar como lo hacías y te das la vuelta como un calcetín, sin tener un ejemplo delante que te indique que  para ti es mejor involucionar?  No me lo creo.

Tiene que haber una trastienda, una habitación de atrás en la que un grupo conciba dicho cambio en su propio beneficio y lance las esporas, de hecho es tremendamente sospechoso que tantas personas repitan y extiendan las mismas consignas en el mundo entero. Algunas son sutiles y otras parecen artillería pesada y tosca: calumnia que algo queda, busca los trapos sucios, o repite la mentira hasta que parezca una verdad. Crea grupos para que haya separaciones y listo: se matarán entre ellos, el divide y vencerás tan manido. 

Y mientras nosotros -la plebe- nos distraemos con la bronca -creyéndonos patricios-, el tunel se va extendiendo bajo nuestros pies y los sin rostro trabajan duro para adueñarse de los tesoros de brillo real y no de oropel que encuentran los poderosos de verdad: su petróleo, allá donde quiera que estalle el borbotón, acero, aluminio, expertos para las aleaciones...

¡Hale!, que no falte la munición en los campos de exterminio, ganancia rápida, pero antes hay que realizar un atentado como excusa ¿a quién se lo atribuímos?

-¿Y qué les decimos para que nos de tiempo a urdir? -pregunta el subalterno del tunel al jefazo.

-Pues... que la causa procede de la demografía, los éxodos..., de todos los que vienen, diles que no hay sitio, busca expertos creíbles, de los que saben señalar culpables, mira en los archivos encritpados, págales bien, y extiende unos pocos productos para que gasten las prebendas en fruslerías, ya sabes: ropa, bolsos de imitación, comida adictiva, pan y espectáculos..., pero no me entretengas que se rompe la cadena. -Sacude la mano con impaciencia.

Os pido mil disculpas por mi especulación tan simplona, es lo que tiene no comprender lo que de verdad ocurre por detrás o por debajo, que haces conjeturas ¿imaginarias? tal vez, pero la intuición no falla, aunque no encuentres palabras para explicarlo. 

No es mi deseo pontificar sin tener conocimientos, pero se admite el desahogo.

En los tiempos de vacas gordas te dan lo que sobra por no tirarlo, o te lo ponen a precio de saldo, porque la avariciosa acumulación de la élite de los cuatro multibillonarios se desborda, y vas y te crees rico, y para entonces ya te has hecho adicto y adepto al espejismo del manantial que creías inacabable, pero después vienen las flacas para ti, no para ellos, y como no tienes ejemplos sobre la correcta y justa distribución de la riqueza que te has ganado a pulso de esclavo sin tiempo para pensar, pues dale que dale al "soma" como avisaba Aldous Huxley en su Mundo feliz. 

Han cerrado el grifo, y la fuente se ha secado. ¡Ay! ¿Qué pensabas?,¿que tenías algún control sobre algo?

Y ahora no sabes vivir sin comprar, el consumo se ha colocado por encima de tus verdaderas necesidades, ya no es un trueque justo -como creíste que era- el que te deja sin la oportunidad de tener casa, dinero para pañales, para cuidar las bocas y los ojos de tus hijos, para comer chuletas de vez en cuando sin tener que simular vegetarianismo o dieta, y caes en la cuenta de que no eras querido  sino abusado, y que nada obtenías con tu fuerza de trabajo en absoluto apreciada, y comprendes que sólo respiras con su permiso, ya sabes lo que decía la canción: "A la derecha mi amo contabilizando el aire". 

Y si tú no entras en ese baremo -como es mi caso- no importa porque no puedes dar la espalda o mirar para otro lado, estás obligado a empatizar, por tus hijos, por tus nietos, familiares, amigos, compañeros..., porque sólos no podemos pero juntos nos salvamos y no está permitido que no nos importen los sufrimientos de los demás. Quienes los provocan no tienen rostro, pero sabemos que están ahí, como topos infiltrados.

Descuida que no va la cosa de ser ong, ni de renunciar a tu privacidad albergando a todos los inmigrantes que puedas en tu casa, sino de algo más sencillo y eficaz: crear una red social de leyes protectoras, previsoras. Generaremos más riqueza, y si no somos estrechos de miras le veremos las ventajas a ser más y no menos: vivienda social sin chupópteros, casas tuteladas, geriátricos que no les succionen la sangre a los hijos, sin lista de espera, cuidadores a domicilio..., porque si hay peculio para metralletas, con mayor motivo ha de haber para las PERSONAS y dicho entretenimiento y oficio de programar es más sano: Trabajar para la paz y no para las guerras generadas por chiflados.

Seguid enumerando vosotros, seguro que tenéis más cabeza que yo para pormenorizar el progreso y comprender cómo se realiza el

Making off.

Mientras tanto, continuaremos contemplando estupefactos a quienes creen que ser de ultraderecha es revolucionario, esos que nunca fueron a una huelga y que confunden el minucioso orden con el que éstas se hacían, con el desmadre, pataleo y gamberrismo vandálico. Vaya ejemplo.

Estoy hasta las narices de tanta gresca parlamentaria, ¿En qué trabaja la oposición cuando no gobierna?, ¿acaso acuden al hemiciclo para sentarse e insultar? no merecen el honor, y lo mismo va para todos, también para quienes sí gobiernan, os recuerdo que vuestros egos no importan, que la gente os pone ahí, no para patear y silbar en el teatro, en el patio de butacas sino porque ha confiado en vuestro buen hacer, y ha dado por supuesto que gozáis de un gran nivel ejecutivo. Si no "Pa qué", mantenidos ya hay de sobra en la vida cotidiana.

Cuando murieron asesinados los abogados laboralistas de Atocha, guardaron silencio hasta las sirenas de los coches de la policía por lo impresionante que fue el servicio de orden y el respeto de los participantes en la manifestación.

Pili Zori