EXPATRIADAS, serie de TV

 Triste, dramática, bella en su tragedia. 

Extraordinaria.

No sé por qué proliferan tantas series cuyo tema principal es la desaparición de un niño, tal vez la parabólica colectiva esté queriendo enviarnos un mensaje, un S.O.S. sobre nuestra vulnerabilidad como humanos sin recursos para afrontar esa clase de dolor e intenta avisar, mostrar e interrogar sobre como nos sentiríamos y cómo cada uno de nosotros afrontaría dicha desgracia que no permite cerrar el duelo por la esperanza de volver a encontrarle. 

Expatriadas despliega las vidas cruzadas de todos los implicados, los sentimientos de culpa, el por qué hice esto y no aquello en esa milésima de segundo o todo lo anterior... mientras que los otros hijos, los hermanos, también frágiles necesitan algo imposible: que como madre salgas de tu dolor para entregar vida y alegría a su desarrollo, a su derecho a la existencia, a la visibilidad, a no ser pospuestos. 

Mientras tanto los amigos también viven sus propios dolores que a veces confrontan de forma inevitable. Finalmente las piezas y las actitudes se colocan, la esperanza persiste, la ira se disipa y la vida sigue siendo vida y resurección de ave Fenix, y la búsqueda se reparte con roles que encajan entre sí y que son comprensibles: uno de la pareja cuida a los otros hijos y la otra sigue buscando a tiempo completo.


En la serie también subyace una ambivalencia de sentimientos sobre la relación "criadas y señoras", ellas que conocen las camas revueltas, todos los secretos y zozobras ¿son familia?, tal y como está repartido el mundo parece imposible cambiarlo, y la linde invisible en apariencia marca barrera, frontera... El dinero manda hasta el punto de obligarte a cuidar a los hijos de otros para poder alimentar a los tuyos desde lejos. A ellas, las cuidadoras no consanguíneas, también las expatrian.

El sentimiento de extranjería se vé con crudeza en cada capítulo, no sólo el idioma y las costumbres impiden la comunicación, también existe el rechazo ¿de ida y vuelta? La serie propone un buen tema para debate en este grano de arroz en el universo que es nuestro pequeño planeta.

Tal vez vivamos enmascarados por necesidad de supervivencia y por ello la literatura y el cine se encargan de quitarle la careta a nuestro mundo para adentrarse en el interior de cada uno de nosotros, tan perdidos a veces, tan a la deriva.

Demasiado a menudo las personas han de convivir con dolores insufribles, y aparentar que todo sigue en orden.

Admiro la generosidad de los actores que prestan alma y cuerpo con sus herramientas más delicadas: los sentimientos, pensamientos, emociones, catarsis..., no me extraña que todos ellos pasen por psicólogos y psicoterapeutas para no quedarse atrapados, abducidos, destrozados como están los seres que interpretan. 

En el caso de las actrices y actores de esta serie tuvo que ser durísimo el punto de partida tan incómodo, la dificultad para conseguir el desarrollo de todos ellos, cada uno en su papel, y la vinculación entre sí, y es que para bien y para mal no estamos solos y todo cuanto ocurre nos repercute individual y colectivamente y por ello es bueno saber, conocer, comprender.

Deseo que estéis muy bien. Y si no lo estáis decidlo porque aunque no se pueda hacer demasiado, al menos escuchar y sentirse comprendido ayuda a eliminar la soledad, y regala conocimiento del otro y eso en sí mismo ya es mucho. 

Un abrazo.

Pili Zori

2 comentarios:

  1. A mí me ha gustado mucho también, es una serie rara y angustia mucho (cosa que yo creo que buscan hacer sentir al espectador)

    Lo que me ha gustado mucho de la serie es que no se centran solo en el sufrimiento de una víctima sino en el que experimenta quien ha causado ese sufrimiento de forma accidental y no por psicopatía

    También me parece que muestran muy bien que el dolor propio nos ciega tanto que no nos deja ver el dolor que causamos.

    Es muy descorazonador como en el siglo XXI seguimos con la esclavitud disfrazada de glamour pero esclavitud igualmente

    Es una serie muy pesimista pero muy realista.

    La única cosa buena de forma sincera que se ve, y que da cierta esperanza, es la madre de la chica joven que cuando llega y la ve tan sola y perdida, toma las riendas de la vida de la hija de una manera muy firme pero muy amorosa a la vez que es exactamente lo que necesita esa pobre chica.

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    1. Muchas gracias Raquel por dejar aquí tu análisis, tan profundo, y gracias también porque la recomendación para que la viera fue tuya.
      Tienes toda la razón y comparto tus palabras, la serie da para un gran debate con cada uno de los personajes que aparecen, ninguno es secundario, todos por separado y en conjunto forman parte indispensable del engranaje en la pantalla y fuera de ella, son un espejo de la realidad, y verlos por dentro, cómo sienten, có
      mo se derrumban y cómo renacen de sus cenizas es muy digno de tener en cuenta. Un abrazo grande.
      Pili Zori

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