Extraordinaria película alemana que
suscita un debate ineludible y lo hace con el celofán que la comedia otorga a
las verdades duras, y con la intención de que no torzamos el rostro para mirar
hacia otro lado.
Vaya por delante que el largometraje
es precioso, emotivo y agradabilísimo de ver.
Imagino que para algunos críticos la
película resultará algo edulcorada, aunque me temo que la actitud de rechazo
también esconderá ese afán de soslayar lo que de forma inmadura no queremos
mirar de frente, pero todos envejeceremos y con esconder la cabeza como el
avestruz no vamos a solucionar el inexorable paso del tiempo esperando que como maravilloso maná caiga del cielo el arsenal de lucidez y salud que haga que
nos vayamos con dignísima dulzura como si hubiésemos apretado el botón de off.
El filme al menos se esfuerza por
subrayar lo que sí y lo que no es apropiado, y lo hace con una didáctica tan sencilla como
la de Epi y Blas en Barrio Sésamo. Como decían los antiguos "hasta el rabo
todo es toro" y el respeto debe estar garantizado, ayudar no da derecho a
mangonear ni familiar ni institucionalmente, los ritmos y los tiempos de
comprensión varían con la edad y ya sabemos que la paciencia es la madre de la
ciencia.
Tal y como se ha concebido el mundo
de hoy es inevitable el doloroso conflicto de intereses generacionales entre "jóvenes productivos" y "ancianos
invisibles" pero con el sentimiento de culpa y el subrayador amarillo que
señale injustamente el egoísmo familiar, cuando en realidad la ingratitud es
social no arreglamos nada, al menos la película va señalando en qué puntos se hallan los errores, ni la cabezonería del mayor creyendo que no lo es, ni el
adocenamiento institucional que se permite pensar por ti sin preguntarte sin observarte, sin escuchar.
La pandemia ha sacado a la luz muchas
carencias y hay que ponerse a hablar para solucionarlas entre todos, y en primer lugar -y
mucho antes que la intendencia sanitaria, alimenticia e higiénica- yo colocaría
los sentimientos porque como he dicho otras veces son los que guían, ellos nos
llevan a las urnas, a elegir amor, estudios, a tomar decisiones... La gente
tenga la edad que tenga, se enamora, necesita en cualquier lugar tener sentido
de pertenencia, mantiene aspiraciones, sueños que no son delirios ni
chaladuras, desea dejar logros de su paso por la tierra -considerarlos grandes o pequeños, naturalmente
es subjetivo, pero lo que sí es objetivo es que en esa etapa de la existencia ya hemos hecho senda y aunque sólo seamos telón de fondo a esas alturas formamos parte de la historia-. Y sí, tan sólo en esta fase de la vida voy a admitir como apropiada la
frase de "Usted no sabe quién soy yo".
Lo que no merecemos las personas en
ese último tramo es tener incertidumbres y miedos apenas expresados para nosotros mismos con la silenciosa exclamación -para no molestar- de "¡Qué va a ser de mí!". Tenemos derecho a saber en todos
los supuestos preventivos qué va a ser de nosotros y eso es prioritario porque
nos va a tocar a todos.
Es un gustazo ver correr a este actor
tan mayor y sobrehumano.
No pongo la ficha técnica porque ya
la veréis en los títulos de crédito, no sé alemán y me cuesta un deletreo
insufrible escribir los nombres.
Deseo que os guste, es muy bonita. La
emite Amazón Prime.
Un abrazo
Pili Zori
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