A
veces la literatura se concentra para hacerse enorme dentro de una novela
corta, es una cuestión de maestría emocional, de dominio del lenguaje, del ritmo
y del lirismo, y no de longitud. En las noventa y cinco páginas de “Desde sus
ojos” cabe Cuba entera con toda su historia.
La
novela comienza con la llegada de un huracán atmosférico que a la vez recogerá
en su remolino otro anímico más hondo y enquistado que el pueblo alberga, esa
es la difícil y bellísima composición en espiral que el autor escoge para
situar la trama en un territorio rural y agreste.
Las
historias de amor y desengaño que como matrioskas contiene toda la narración
coral comienzan por la que da nombre al pequeño pueblo en el que se desarrollan: La primera es la leyenda, ya de por sí transgresora, de la bella indígena Luna y el hermoso
esclavo negro que amansaba a los animales con su susurrante idioma, -poderoso amor trágicamente
truncado por los inamovibles principios e intereses endogámicos de sus mayores-, esta relación "imposible" dará paso a los paralelismos de las otras: el amor entre Yane y el hombre que no se atrevió
a romper con su vida anterior, ¿por cobardía?... el autor no entra a juzgarlo.
Escucharemos en el bar del chino la declaración de el de Evaristo por Rosa durante toda su vida que él cree amputado por causa del isleño -padre de Yane y abuelo de Tena- ¿rencor?, ¿envidia?, ¿venganza?, de inmediato el lector comprende que a esos dos hombres no sólo les separa el sentimiento por la misma mujer ¿Ideales frente a pragmatismo? ¿Acaso dos formas contrapuestas e irreconciliables de mirar el mundo? El debate está servido. También asistimos a la renuncia forzosa de Ana -la doctora en medicina y mejor amiga de Yane- a la abdicación de su deseo de futuro con un un compañero de vida del que pueda enamorarse, y contemplamos con tristeza la derrota de una vocación que no consigue desarrollar por falta de medios. Es difícil mantener los principios en tiempos de escasez.
El pantanal como metáfora está siempre presente, así como el arma letal de la maledicencia y la fiscalización -paradójicamente universales- que se producen en las comunidades de pocos habitantes. Duele la incomprensión hacia quien siente amor por alguien del mismo sexo, el estigma… Y como resultado de todo este inventario, Tena, la inocencia, la víctima indefensa, criatura a la que ocultan un derecho inalienable: su origen. La abuela lo hace para protegerla de los ancestrales y estrechos prejuicios de quienes tienen pánico al diferente, a la libertad. Pero el pasado siempre vuelve, y regresa con el huracán. ¿Quién es Tino? a esa pregunta sólo Rosa nos puede contestar.
Escucharemos en el bar del chino la declaración de el de Evaristo por Rosa durante toda su vida que él cree amputado por causa del isleño -padre de Yane y abuelo de Tena- ¿rencor?, ¿envidia?, ¿venganza?, de inmediato el lector comprende que a esos dos hombres no sólo les separa el sentimiento por la misma mujer ¿Ideales frente a pragmatismo? ¿Acaso dos formas contrapuestas e irreconciliables de mirar el mundo? El debate está servido. También asistimos a la renuncia forzosa de Ana -la doctora en medicina y mejor amiga de Yane- a la abdicación de su deseo de futuro con un un compañero de vida del que pueda enamorarse, y contemplamos con tristeza la derrota de una vocación que no consigue desarrollar por falta de medios. Es difícil mantener los principios en tiempos de escasez.
El pantanal como metáfora está siempre presente, así como el arma letal de la maledicencia y la fiscalización -paradójicamente universales- que se producen en las comunidades de pocos habitantes. Duele la incomprensión hacia quien siente amor por alguien del mismo sexo, el estigma… Y como resultado de todo este inventario, Tena, la inocencia, la víctima indefensa, criatura a la que ocultan un derecho inalienable: su origen. La abuela lo hace para protegerla de los ancestrales y estrechos prejuicios de quienes tienen pánico al diferente, a la libertad. Pero el pasado siempre vuelve, y regresa con el huracán. ¿Quién es Tino? a esa pregunta sólo Rosa nos puede contestar.
Yusnel Fleites eligió una delicada estructura para armar el edificio, los tabiques están formados por los pasajes epistolares de la carta que Yane le escribe a su hija antes de despedirse. El escritor los distribuye de forma magistral para que enlacen como engarces de una joya magníficamente tallada y simétrica. Pocas veces he tenido entre mis manos un análisis tan hondo sobre el dolor individual frente a lo colectivo, tan conmovedor.
El
mar, presentado como abismo y también como puerta de salida a la espera de la
sirena que entró en él, y que concatena con la herida que otra ondina le asestó al padre, nos trae figuras míticas que llenan de ternura triste el
oleaje.
“Desde sus ojos” es un canto de amor desesperado a la tierra que vio nacer a este escritor y que quizá se ha sentido obligado a abandonar.
No
es la primera vez que digo en este mismo espacio que me gustan los autores
puente entre dos culturas porque ellos traen y llevan luz y contraste a ambos
lados. Yusnel Fleites es un escritor y periodista joven (1975). Tal vez le
corresponda a su generación analizar aquel sueño social que algunas personas de
mi edad consideramos que fue asfixiado por el imperio del norte, pero que
tampoco supo enfocar bien la resistencia.
Añado todo mi amor al elenco de extraordinarios personajes de "Desde sus ojos" los ojos del padre y desde los míos abrazo a la Cuba culta y poética que en este precioso libro representan.
Añado todo mi amor al elenco de extraordinarios personajes de "Desde sus ojos" los ojos del padre y desde los míos abrazo a la Cuba culta y poética que en este precioso libro representan.
Un
abrazo y hasta el próximo encuentro.
Pili
Zori
Te agradezco tu reseña
ResponderEliminarcon estos versos ungidos
con la miel de tus cumplidos
y la palabra que empeña.
Espinela que desgreña
el tibio canto que esgrimes
y en la luz con que dirimes
mi oscura tez de escribano
intenta besar la mano
de trazos firmes, sublimes.
Gracias Yusnel por tu talento y tu bondad, coraza invencible.
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