No
pensaba hablar de la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero, pero es que el
tratamiento que le están dando a este asunto en los medios de “información”
creo que ya se pasa de castaño oscuro. Y lo grave en mi opinión, no es la
incoherencia –que también la ha habido porque se tiene que corresponder lo que
decimos con lo que hacemos- sino el trasfondo mucho más oscuro que en este
momento hace las delicias del rancio abolengo (naturalmente lo ilustrísima que
se crea una persona o grupo es problema suyo, bastante ridículo por cierto,
aunque la feria de vanidades y el regodeo duran poco, y se ha acabado el recreo
porque mientras escribo estas palabras la pobre y vilipendiada Valencia vuelve
a empañarse por culpa de otro avariento consentido, porque esto no va de individuos sueltos) retomo por donde iba que me disperso
como las ardillas de rama en rama, o de inciso en inciso. El feo trasfondo al
que me refiero y que subyace por debajo de las palabras es el sentimiento
soterrado que siempre ha tenido la derecha más recalcitrante: ¡¡¡¡Pero cómo un
desarrapado advenedizo de izquierdas se permite comprar esa casa!!! Los rojos
tienen que hacer la revolución en alpargatas, ¡¡¡faltaría más!!! y les
permitimos venir a nuestras tertulias porque no tenemos más remedio que aceptar
la cuota de imagen para cubrir el expediente, paripé en nombre de la
veneradísima audiencia, bendita excusa, pero el borrico en la linde, el
territorio es nuestro, para eso nos hemos molestado en marcarlo, ¿acaso no lo
hueles?, y en levantar el cercado y defenderlo con uñas y dientes. Como decía la
canción
Sillón de mis
entretelas. (Jesús Munárriz - Luis Eduardo Aute)
Me quieren quitar el cargo
yo no me largo
Que este chollo no lo suelto
me lo he ganao
Tantos años asintiendo
y hasta aplaudiendo
y ahora vienen a decirme que me han cesao
Sillón de mis entretelas
Mi despachito oficial
Quieren dejarme a dos velas
a un director general
Me quieren echar afuera
arrojarme al arrabal
Que puñal a la trapera
el papelín oficial
Aferrao a mi butaca
como una lapa
A mí nadie me despega
de este sillón
Que es mi madre, que es mi esposa
será mi losa
ya me he untado en el trasero
Sinteticón
A mí me han nombrao a dedo
y aquí me quedo
por los siglos de los siglos
Amen Jesús
No me mueven de este trono
que tengo abono
hasta el día en que la espiche
de un patatús
Desde
niña soy alérgica al tufo que exhalan algunos, el aroma de “porque yo lo valgo,
me lo merezco”, y a conceptos como el de que ser de derechas es ser como es
debido… y soy más alérgica todavía –pero de las de tener que prescribirme
antihistamínico- a la gente que se jacta de venir de buena familia aunque ande
arruinada y sin embargo muestre pecho de paloma sin asomo de humildad o
agradecimiento para la mano menos linajuda -a sus ojos- que le saca del
aprieto; soy alérgica a las personas que se creen superiores y dueñas del
chiringuito y con derecho a que les rindan pleitesía por ser vos quien sois… es
una actitud emponzoñada y a mi juicio patética que se respira ya que traspasa
la pantalla y da vergüenza ajena, naturalmente sobra decir que algunos profesionales
y también algunas cadenas se salvan un poco, pero sin señalar que tampoco está
demás darse por aludido.
Creo
que se pueden hacer muchas asambleas en una casa con patio o jardín, con tacones
y pintalabios sin que te tilden de pertenecer por ello a la estiradísima gauche divine que también la hubo y seguramente la hay; nos
hemos pasado la vida rompiendo etiquetas de imágenes superficiales y ahora
resulta que cada uno debe ostentar las señales para que se sepa desde lejos a
qué compartimento estanco pertenece, lo digo así porque se me retuercen las
tripas con el sedimento de debajo en cuanto a clasismos, no a conciencia de
clase que es muy distinto, y aunque disculpo a Pablo Iglesias por haber sido un
boca chancla, ya que todos lo somos en algún momento, también le matizo a él y
al mundo entero que se pueden generar prejuicios de tanto buscar no tenerlos, y
es que no eres más de izquierdas por ir en metro, como tampoco eres más de
derechas por trasladarte en coche, en todo caso serás más cuidadoso con tu
planeta si usas el transporte público siempre que te sea posible. Sobra aclarar que se puede ser
muy pijo con indumentarias de aspecto zarrapastroso rebuscadas a propósito y
muy sencillo con otras más suntuosas compradas en un bazar asiático o nacional
en rebajas, no quiero que la gente tenga que llevar un distintivo como los épsilon,
alfas o betas del mundo feliz de Aldous Huxley, eso es reforzar las
desigualdades con diferenciadores que nada tienen que ver con sentirte orgulloso de
tus méritos y de tu origen.
Si
el suelo no fuese tan caro y los arquitectos pudiesen construir para crear
hogares de verdad y no espacios en los que hay que guardar los enseres con el
orden de un tetrix, las viviendas con patio, taller y columpio de soga gruesa como
los de antaño serían sueños asequibles para todo el mundo.
Me
trae al fresco que una persona asalariada se compre con su sueldo -ganado
honradamente- una esmeralda si es eso lo que le hace feliz o que se reparta las
vacaciones de toda su vida para emular a Willy Fog, como es mi caso, pero eso no te impide luchar para que no se produzca ni un sólo desahucio, lo que de verdad me importa
es que deseemos que todos tengamos igualdad de oportunidades para ejercer nuestra libertad, y peleemos en la medida de nuestras posibilidades para que así sea, cada uno con sus pequeñas o grandes capacidades para que todo el mundo tenga techo por derecho,
atención médica, educación, trabajo y pan para llevarse a la boca, en
definitiva: “Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al
desnudo, ofrecer posada al peregrino…” como veis tampoco esas creencias son
patrimonio monoteísta puesto que también las practican muchos ateos, creo que
las expresó un palestino, parece que falla la memoria, y lo digo en muchos
sentidos.
Se
ve que estoy mayor, porque lo que me inquieta no parece interesarle a nadie, yo
quería la unidad de la izquierda, y la quería como fusión, no como absorbencia
de pez grande que se come al chico, deseaba que Izquierda Unida, Podemos, y el
Partido Socialista fuesen de la mano conservando cada uno su idiosincrasia y
sus principios, pero…
A
veces pienso que habría sido más eficaz que Podemos continuase haciendo trabajo
de calle y presión porque está visto que el poder y sus trastiendas son el
voraz monstruo de las galletas, y las esponjosas y tiernas las engullen con
fruición. Alberto Garzón, Pablo Iglesias, Irene, Íñigo, Echenique, Carolina,
Juan Carlos… tan cultos, tan preparados, pero tan jóvenes, sin armadura, sin
yelmo, sin casco. Una vez dentro del castillo el puente levadizo ya no se baja
y no hay manera de cruzar el foso. Entiendo a Cayo Lara, comprendo a Gaspar
Llamazares, por aquello de que más o menos somos de la misma quinta, estoy de su lado y en la
mayoría de los temas sociales pensamos lo mismo, pero precisamente por ello y
por todo lo que acarreamos a la espalda vamos a suavizar las regañinas, ya
tenemos edad para sentir que todos son nuestros hijos, -como decía el personaje protagonista de la obra de Arthur Miller- para dar el relevo
generacional, para dejar que acierten y también que se equivoquen, para que
avancen y para que retrocedan, para confiar en ellos porque el mundo también es
suyo, no sólo nuestro. Me quedo aquí, en mi patio, a verlos crecer, porque ya me he
ganado el asiento, con el ferviente deseo de que salgamos del pernicioso bucle de la corrupción y que lo hagamos juntos.
He encontrado tu blog por casualidad y no puedo por menos que felicitarte, Pili.
ResponderEliminarComparto lo que expresas.
Muchas gracias. Maravillosa casualidad el encuentro. Como no sale tu nombre no puedo dirigirme a ti. En cualquier caso te envío un gran abrazo.
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