CUADERNO DE NOTAS: Pobres de pedir

 Continúa el síndrome del día de la marmota, la cosa no cambia, mientras haya alguien a quien echarle la culpa... pues hala, para eso están los inmigrantes. Pero si llamamos al pan pan y al vino vino en realidad lo que ocurre en los pliegues más oscuros y recónditos de los bajos instintos de quienes dicen "yo no soy racista pero..." es que desprecian al pobre, sienten una feroz fobia a la pobreza, a la penuria, a la necesidad, a la indigencia, a la carencia, a la miseria, a la estrechez... pero lo que no piensan -quienes creen ilusamente tenerlo todo resuelto- es que caer en ella es más fácil de lo que parece y entonces ¿quién te ampara si a ti te sucede?, ¿los extranjeros ricos afincados en nuestro país -también inmigrantes- a los que les haces la ola ayudando a que no paguen los impuestos correspondientes?, "pobrecitos", qué desagradecidos, qué mala educación, qué desprecio... seguro que se van a otros reinos más baratos donde no les acribillen y en los que puedan ser magnánimos? 

En fin, los derechos de la Constitución española empiezan a parecerme una novela extraordinaria de ciencia ficción peligrosa y subversiva.

En estos terrenos en los que es tan fácil que te hagan la envolvente, para orientarme y discernir bien ante cualquier conflicto social siempre me pregunto: ¿A quién le conviene? ¿Quién saca tajada? ¿A quién le interesa que continúe o que se resuelva?, el interrogante suele ser bastante clarificador y de inmediato obtienes la respuesta, otra cosa es que no la quieras ver, o saber, "Ande yo caliente..."

Lo malo es que entramos en lo más crudo del crudo invierno, como diría Shakespeare, o si te resulta más cercano Kennet Branagh, y si en las arcas no hay remanente... pues no te salva ni la caridad.

Os doy un abrazo, al menos eso de momento no se puede confiscar.

Pili Zori

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