CUADERNO DE NOTAS: De nuevo Arturo Pérez Reverte

 Sigo creyendo que en el contundente artículo que os dejo debajo de mis palabras (pulsad el enlace), de nuevo Arturo Pérez Reverte tuvo y tiene toda la razón. Él descendió a los infiernos de las guerras y conoce otros códigos de honor y otras éticas que se dan cuando dicha perversión se produce y que a los demás nos pondrían a prueba, seguramente con suspenso asegurado.

No obstante subrayo que igual que existe el buen uso de la palabra y un decálogo de dignidad del reportero también dichas honestidades son aplicables a quienes utilizamos redes, ese es mi deseo al menos.

La parte buena de este abuso de navegación descontrolada es que los documentalistas de mañana tendrán un buen filón con tanta foto, y ese arsenal no es malo incluso con las imágenes de los brutos de corazón que hacen la V con los dedos, ponen morritos y levantan una pierna -como A. P. Reverte dijo en su escrito- ante la ignominia y el dolor de una catástrofe para dejar constancia de que han estado ahí.

No somos hombres o mujeres por el hecho de nacer, crecer y multiplicarnos como las setas tras la lluvia, tenemos un buen trecho para convertirnos en personas, y no es fácil lograrlo.

Hace poco en una entrevista le escuché decir refiriéndose a la amistad:

"...Son códigos que están fuera de las ideas".

Es cierto, a menudo nos sentimos muy cerca de alguien antagónico y lejos de quien se supone afín.

Mis sentimientos hacia Arturo Pérez Reverte son ambivalentes y confieso que a veces le juzgo -sin duda de forma injusta- como elitista sentencioso que se sitúa por encima y presume de grueso equipaje cultural que utiliza como arma arrojadiza, un broncas que se arroga el derecho a aleccionar como si dicho bagaje fuese la única vara de medir, el aro por el que todo el mundo ha de pasar, que cree que su canon de lecturas: "el gran saber" clásico mediterráneo, es el único y que si no lo posees corres el riesgo de recibir el castigo de su menosprecio.

En esos momentos también mis elucubraciones me dicen que se le nota como a todos nosotros, los de su misma generación, que no tuvimos enseñanza mixta de chicos y chicas juntos compartiendo pupitres, ni en primaria ni en secundaria, aquel tiempo en el que las mujeres sólo eran valoradas por su belleza estética, eran las novias de los amigos o colegas -a ellos sí había que respetarles el trofeo- sin embargo a ellas no se las consideraba como amigas o compañeras. En fin, huecos y lagunas que se rellenaron con idealizaciones a cierta distancia y que sin ser misoginia creaban mundos aparte, así venía después la desmitificación. Pero tras estas miserables evaluaciones mías -especulativas y de baja estofa- me detengo y le escucho con atención en otros encuentros y coloquios, y le contemplo cuando muestra apasionado o se le escapa lo que de verdad le conmueve y entonces la tierra tiembla sonora bajo sus pies, y es precisamente ahí donde me nace el respeto por su persona discrepe o no de lo que piensa, siente o dice, le envidie o admire, porque el aprecio genuino aparece cuando se muestran por completo los claroscuros.

Atrás quedó su beligerancia en Twitter, el insultómetro masivo, él no había medido la repercusión de ese espejo cóncavo y deformante.

En esta etapa dulce de su existencia noto que ha alcanzado la serenidad, y que su balance -con la aportación que él le ha hecho a la vida y que ella le devuelve con sobresaliente- es muy bueno profuso y fructífero y me alegro. Y de nuevo llego a la conclusión de que es un artista enorme como cuando comencé a leer sus primeros libros, y un hombre honrado y transparente con muchos más aciertos que errores, y da gusto verle sonreír con la voz acelerada y los ojos repletos de entusiasmo, palabras y reflexiones que se atropellan para salir por sus labios, tal es su infinita fluidez.

Aunque seguiré sin compartir los berrinches que pilla con los nuevos intentos de lenguaje inclusivo tales como niñes, otres... porque al menos yo no le veo ninguna intención manipuladora a la ministra de igualdad, creo que ella tan sólo desea crear o encontrar un espacio visible para un sector de la población sin que nadie tenga que rasgarse las vestiduras por ello tanto si los vocablos chirrían como si no, van vestidos de academia o de calle, y el fin me parece bueno.

Pili Zori

Éste es el enlace al artículo: https://www.zendalibros.com/turistas-la-idiotez-perez-reverte/?fbclid=IwAR3Z2T0ygXhnnr7KOu_PtLA6lwG9F19KrpPdX12i9n_ik3wYJYulbILLhNU

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