Estamos leyendo en el club de literatura El Inventario de Albert García Espuche. Y ya en el prólogo la propia novela se autodefine como inclasificable. Hoy la literatura se expresa de formas muy variadas y cada vez que le levantas la tapa a uno de los cofres que la contienen puede que te encuentres con estilos y renovaciones formales sorprendentes: el arte busca caminos, y en este caso me sedujo que el autor escogiera un recurso aparentemente sencillo: toda la novela está narrada como un acta notarial, y es precisamente esa engañosa sencillez la que convierte al ejercicio en algo muy difícil ya que Espuche no se sale en ningún momento de la herramienta elegida aunque ésta le limite porque va a marcar un tono y un ritmo constantes y por tanto arriesgados. La novela narrada en tercera persona nos habla de Françes Lentisclà, un notario barcelonés del siglo XVII que existió en la realidad, Albert García Espuche buceó en sus legajos y los transcribió con exactitud para nosotros realizando así una doble labor: la de transportarnos a ese tiempo y de paso compartir y conservar junto a nosotros uno de los legados más pormenorizados y verídicos que se puedan transmitir, intuyo que esa fue su intención: la honestidad, y lo imagino tan fascinado y respetuoso con los papeles del cuidadoso notario que a veces lo veo entre las líneas suplantando físicamente a Lentisclà de tanta empatía, de tanto situarse en su lugar. A mí me colocó de inmediato en la Calle Montcada a mediados del siglo XVII y fue como ir de escaparates, si se me permite la pequeña frivolidad, porque si algún logro tiene la novela es la hondura que adquiere y que el lector deduce tan sólo con el contraste de los datos, así al lado de las descripciones de las tiendas suntuosas en manjares, telas y abalorios se contrapone la hambruna, el esclavismo, la prostitución, la pena de muerte convertida en espectáculo, las arbitrarias condenas a galeras… el lector ve como el autor toma postura, y a mí me ha conmovido por completo la sensibilidad de su mirada, su particular enfoque y sobre todo la humildad de no dejarse ver en ningún momento y que la complicidad surta su efecto y creamos ilusamente que a las conclusiones estamos llegando nosotros solos sin que él nos lleve. La novela presenta montones de curiosidades como el negocio de la nieve, el gran gasto de velas en el que no pensamos tan acostumbrados a la electricidad y los cambios que produjo su llegada. Nos habla de la peste y de las distintas reacciones que provocaba, era tan brutal la huída que los gobernantes tenían que ofrecer collares de oro a los galenos para que se quedaran… A mí la novela me ha hecho viajar hasta ese tiempo y comprender muchos de los comportamientos catalanes actuales. En aquella época reinaba en España Felipe IV, el Rey Planeta ayudado por el Conde Duque de Olivares, Cataluña era un principado que estaba harto de tener en sus tierras tropas francesas y castellanas por la guerra de los 30 años, ese estado de cosas provocó el malestar de 500 segadores que amotinados entraron en Barcelona el jueves de Corpus Cristi más tarde se recordaría como corpus de sangre: en la revuelta muere el Virrey, Conde de Santa Coloma, habría que esperar hasta 1659 para que se firmara la Paz de Los Pirineos, el principado cedería el condado de Rosellón y la mitad del de Cerdaña… En fín podría estar detallando y pormenorizando toda la noche pero ya lo hace con maestría la novela que si algo nos revela con sus datos es el amor por el detalle, al fin y al cabo trata del arte y la ciencia de ordenar como ya han dicho otros.
En la primera sesión en la que ponemos en común cien páginas leídas en casa y en solitario muchas de mis compañeras de club se quejaron considerando la novela plana y farragosa por la profusión de nombres, son lectoras avezadas, no en vano llevamos juntas doce años desmenuzando y escudriñando libros de literatura y si alguien entiende de cata es un miembro de club de lectura, así que sus opiniones para mí son muy dignas de tener en cuenta. Una compañera dijo: <<¿Y si se desarrollara aquí, en Guadalajara, os gustaría más?>> Lo discutimos, y pensamos que tal vez nos quedaba lejos no sólo el tiempo histórico también la geografía y las costumbres, nosotras somos del interior, y quizá eso marque diferencias y distancias, las mismas que podría marcar cualquier otra comunidad y sin embargo el sentimiento con esas otras comunidades no es de rechazo ni de unos hacia otros ni de otros hacia unos, esas reflexiones nos llevaron al tiempo actual y a los resquemores y rivalidades que se han producido hacia Catalunya en los últimos tiempos, y estuvimos dilucidando si en realidad son sentimientos creados artificialmente, campañas orquestadas, o cortinas de humo que encubren otras cosas que si las viéramos nos rebelarían. Una compañera nada sospechosa porque es enormemente avanzada y progresista compartió que hacía unos días que había estado con una amiga en Barcelona, recorriendo entre otras la calle Montcada que nos describió como bellísima, y nos dijo que en un museo tuvieron un percance porque ningún rótulo estaba escrito en castellano, la persona responsable a la que se dirigieron alegó que en Francia tampoco hay carteles en castellano, (en fin sin comentarios).
Concluimos que la política verdadera no se dirime en los platós de televisión ni es cosa sólo de periodistas, en muchos casos voceros del amo que les alimenta y no intelectuales independientes que cumplen la sagrada misión de informar y hacer pensar, y añadimos que no hay que olvidar nunca que la persona que tienes enfrente primero es persona, después además puede ser un adversario nunca un enemigo, un adversario que ante un mismo problema ve una solución diferente a la que ves tú. Seguimos analizando que este era un tiempo enconado de filias y fobias y que no debemos dejarnos arrastrar por los bajos instintos y las malas emociones y nos reímos del rifi rafe que tuvo que experimentar en el museo nuestra amiga esperando que Albert García Espuche, que además de escritor e historiador es un afamado arquitecto especialista en historia moderna y contemporánea de Cataluña y Barcelona y Director del Centro de Exposiciones de cultura contemporánea de Barcelona y comisario de muchas muestras no tuviese nada que ver con esa exclusión puesto que esta novela la hemos podido leer en castellano. No podemos juzgar a toda la embajada por un solo embajador y como demócratas que somos nos alegramos de las idiosincrasias y las defendemos porque nos enriquecen no porque nos separen. Terminamos el coloquio poniendo un hermoso broche: el poema de Miguel Hernández Vientos del pueblo que se explica por sí solo.
A mí me gustó especialmente la novela tal vez porque soy de temperamento nervioso y la caricia de la mirada parsimoniosa me recordaba a uno de mis directores de cine favoritos Luccino Visconti que se recrea del mismo modo con la cámara. Pero sopesando el criterio de mis compañeras también es cierto que ser historiador no siempre te convierte en escritor de literatura y que ser lectora empedernida no exime de discernir, y la literatura es un arte en el que hay que conjugar muchas cosas, por muy vanguardista que se sea y por mucha profundidad que se ponga en las frases, hacer literatura es crear un mundo con su rotación y su traslación no sólo describirlo, es elegir una atmósfera, un ambiente, la composición que va a tener, el ritmo y el tono que va a llevar, y la trama con sus elementos sorpresa, su nudo su desenlace, y todo ello engarzado con buena prosa y un lenguaje preciso siempre al servicio de la historia que se está contando, esos son los elementos de su albañilería, elementos que tenga el estilo que tenga la novela son imprescindibles, si no están el edificio se derrumba . No es la primera vez que se hace esta crítica en el club, ya nos pasó con Los Demonios de Teresa de Beatriz Monçó, la novela era un alarde de erudición histórica mal rematado que se estancaba en el desarrollo y que no ataba sus nudos, al menos esa opinión quizá subjetiva pero sí colectiva sacó el club. Y recuerdo que con Memorias de Adriano de M. Yourcenar sucedió un poco lo mismo, en los tres casos fueron considerados documentos históricos de grandísimo valor pero no novelas con toda la grandeza que encierra esa palabra. Intentamos disfrutar y escudriñar novelas sin maldad y como a los seres que amamos aceptamos que tengan cualidades y defectos.
Hasta el próximo encuentro,
Pili Zori
pilar ,donde puedo comentar los libros q leo......no se donde ponerlo....o siento,soy nuevo en esto y no muy espabilado con estos artefactos....
ResponderEliminarQuerido Gatokunis. Para mí será un honor que dejes tus opiniones sobre tus lecturas en cualquier entrada de este blog, no es necesario que se refieran a los libros que menciono, puedes recomendar los tuyos, que sin duda enriquecerán este espacio que se reserva a los visitantes.
ResponderEliminarTambién puedes abrirte un blog exclusivo para ti, en eso no te puedo ayudar porque a mí me lo hicieron. Pero seguro que si pides información sobre como elaborar un blog en la barra de Google te sale con explicaciones y pautas sencillas. Además hay muchos foros, a veces entrar en ellos es tan simple como escribir en el buscador lo que quieres encontrar y después guardarte ese lugar -que te ha aparecido y que te ha gustado- en favoritos. No soy la más indicada para ayudarte puesto que aún ando en el jurásico en estas lides, pero seguro que tienes a alguien cercano con conocimientos de internet y también de informática que estará dispuesto de enseñarte a confeccionar tu propio blog, o a dejartelo hecho para que escribas en él. Mucha suerte príncipe, cuando lo hagas pásate por aquí para dejarme la dirección de tu blog, así podré devolverte las visitas, mientras tanto usa cuanto quieras el mío, como pago sólo te pido que de vez en cuando leas -como ya haces- los libros que recomiendo. Un abrazo Pili Zori