Hemos acabado nuestra temporada de club de literatura y el broche de esmeraldas lo ha puesto “Cometas en el cielo” esta extraordinaria novela de Khaled Hosseini.
Lo cierto es que no esperaba que me gustase tanto: cuando se pondera en exceso un libro o una película suelo cruzar los dedos, creo que soy de las pocas personas que no ha visto Titanic por esa razón, os aseguro que no me ocurre por ninguna actitud elitista, me encanta -como en otras ocasiones he dicho- la universalidad, la capacidad de llegada… porque sé lo difícil que es escribir sencillo y sé cuanta calidad encierran muchas lecturas consideradas de corte popular o de gran público.
Aprecio especialmente a los escritores puente, lo explico: son autores que conocen dos o más culturas, que por razones de inmigración, o de exilio, o por persecución… han vivido en su país de origen y también en el de acogida y pueden explicar el mundo desde un lado o desde el otro, potencian la interculturalidad y contribuyen al acercamiento y la comprensión, ya sólo por esa capacidad de construir puentes o viaductos son valiosos, sin entrar todavía en su calidad literaria, pondremos como ejemplo a Kenizé Mourad, la última sultana del imperio otomano, a Amy Tam, o la misma Pearl S. Buck.
En el caso de “Cometas en el cielo”, además, nos encontramos con un trabajo literario impecable.
Dos padres sin esposa, la enorme diferencia de clase social dentro de una misma familia masculina ¿consanguínea? y un secreto. De ahí partimos, y desde sus páginas iremos viendo evoluciones e involuciones individuales y colectivas, el horror, la maldad en pleno siglo XXI
“La bondad ha abandonado esta tierra y es imposible escapar de las matanzas, siempre matanzas. En Kabul el miedo está en todas partes”, “No te permiten ser humano” nos dice, refiriéndose a los talibanes, uno de los personajes clave y llave de esta historia, Rahim Kan, el padrino tácito escogido por el autor para desvelar, para desencadenar y propiciar el desenlace, para mostrar el camino de dignidad que ha de convertir en un verdadero hombre a Amir, aunque en ello le vaya la vida.
Con muchos planteamientos bíblicos, seguramente equiparables a otros coránicos, vemos el sentimiento cainita ¿provocado, quizá, por la predilección paterna? Vemos la potencia de David contra Goliat, el rudimentario e infantil tirachinas como arma mortífera contra la maldad, y el nazismo, que también puede envolverse en turbantes. Las cometas de todos los colores, surcando el cielo como símbolo de libertad y la posterior prohibición de su vuelo.
Es precioso ver como la novela se va cerrando en círculos: el dinero bajo el colchón, -acto delictivo en la infancia, reparador en la madurez-, el reloj entregado a otros niños... La ruptura generacional que se rebela contra la presión social y los privilegios y ya no necesita esconder parentescos bajo castas o racismos, (a ver cuando terminamos de enterarnos de que las razas no existen). Amir y su esposa Soraya son el presente, ellos resquebrajarán el inamovible pasado de apariencias y exclusiones.
Khaled Hosseini en 2006 fue nombrado embajador de buena voluntad del ACNUR, que es el organismo de las naciones unidas que se encarga de proteger a los refugiados. En el 2007 creó la Fundación Khaled Hosseini destinada a proporcionar ayuda humanitaria al pueblo afgano para aliviar su sufrimiento y contribuir a crear prósperas comunidades.
Gracias Señor Hosseini por coger nuestra barbilla y girarla con la potencia de su ternura para que miremos hacia ese lado de nuestro mapamundi.
Un abrazo y hasta el próximo encuentro
Pili Zori
posiblemente uno de los mejores libro q he leido, en el cual se mezcla el amor ,la amistad, la cobardia, locura, enfermedad, perdon, compresion.......y sobre todo sensibilidad q esta escrito el libro....extraordinario.
ResponderEliminarGracias gatokunis, por añadir con tu sensibilidad la palabra locura, tan acertada para definir la situación de Afganistán. Me alegrará mucho verte asomado por aquí para comentar no sólo los libros que reseño sino tus lecturas favoritas. Un abrazo Pili Zori
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