No os perdáis esta preciosidad.
Muestra cómo de las peores circunstancias emergen seres excepcionales con la dignidad intacta.
Lily (Barbie Ferreira) es una muchacha de 25 años que a pesar de pertenecer a una familia desestructurada y estar y sentirse abandonada tiene tanto amor para dar que todo lo justifica, aunque lo pague en facturas de ansiedad.
Con su actitud contradice la idea generalizada de que toda persona que ha sufrido maltrato después a su vez maltratará, no siempre es así, ella se mantiene dulce, considerada y bondadosa, aunque por mucho que intente normalizar y comprender incluso el egoísmo voraz de su padre, la desorientación que siente y la falta de afecto de quienes deberían proporcionárselo la está devorando y las fuerzas terminan por flaquear.
Son muy importantes las personas que se cruzan en nuestro camino, y como su padre ha dejado de hablar con ella y no responde a sus llamadas, decide contactar con él a través de su red social, y al escribir su nombre aparece otro Bob Trevino.
A veces un simple gesto como el de pulsar un like marca el comienzo de un cambio de vida, y una familia no consanguínea pero elegida nace para amar, orientar y recuperarse mutuamente.
Bob Treviño -el palito tumbado de la eñe, o virgulilla desaparece en Norteamérica-, (interpretado por John Leguizamo), también acarrea su propia herida, el encuentro con la joven Lily le ayudará a salir del pantano.
Los protagonistas están sublimes, deseo que a ambos se les premie con el Oscar, por esta película hermosa en la que con tanto cariño han sido dibujados ambos, tal vez en los papeles más bellos de sus vidas. Habrá un antes y un después de esta pequeña gran joya.
De nuevo nos encontramos ante un filme que trasgrede los cánones de belleza, los protagonistas desprenden esa luz que tanto enamora y que de paso coloca en su sítio el poderoso atractivo de la diversidad, el de las personas "corrientes" de tamaños y colores distintos...
Somos únicos y nuestras huellas digitales también, así como las que dejaremos al marcharnos. Por ello vamos a procurar que al menos las últimas generen buenos recuerdos.
La película está inspirada en hechos reales, algo muy similar le ocurrió a la directora y guionista del filme (Tracie Laymon) y el homenaje y requiem a alguien tan querido que le cambió la vida -tan sólo con prestarle la atención necesaria, con las palabras asertivas y afectuosas-, se nota y llega como un fuerte impacto al alma del espectador, por eso es tan conmovedora, tan verdad, sin el sentimentalismo tramposo y calculado de otras comedias melodramáticas y de patrón tipo.
Un like de Bob Trevino es un largometraje sobrio que une la dureza y la ternura tal y como ocurre en la vida fuera de la pantalla.Tracie Laymon
Este tipo de personas como los protagonistas abunda aunque nos hagan creer que no, y ya es hora de que lo ruidoso del mal no las tape, porque más a menudo de lo que somos conscientes nos convertimos en héroes de la sencillez y como dijo el centurión aquel: "Una palabra tuya bastará para sanarme".
¿Somos familia?, pregunta desde el ordenador Lily al comprobar el mismo apellido, y en ese interrogante está la clave del filme.
¿Qué es una familia? o ¿Cómo debería ser?
El largometraje sabe a poco porque, los mal llamados "secundarios" son magníficos y al espectador le gustaría saber más sobre ellos, la esposa de Bob, por ejemplo, (Rachel Bay Jones), tan profunda y comprensiva, la amiga de Lily, Daphne, (Lauren Spencer) tan dispuesta y más móvil que otros para darse a pesar de su silla de ruedas, el padre biológico tan impresentable (French Stewart en su desagradecido papel de manipulador emocional, que son los más difíciles de interpretar porque a veces estigmatizan) y la elocuencia de todos dentro de los respetuosos silencios.
Los lagrimones haciendo surco en tu cara están garantizados, pero no os preocupéis porque son purificantes.
No os la perdáis, la proyectan ahora mismo en la sala doce de los multicines del Ferial Plaza, y los martes el precio senior es de dos euros, y los miércoles el día del espectador. No hay excusa.
Abrazos.
Pili Zori
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