"Barrio de Maravillas", de Rosa Chacel

Hemos presentado en el club a Rosa Chacel , -a través de su literatura, se sobreentiende ya que Rosa Chacel murió en 1994-, y nos hemos adentrado en el “Barrio de Maravillas” para acompañar y ver crecer a Elena e Isabel, y ahí estamos mirando a través de sus ojos de estreno la vida de ese tiempo y como lo que en ella acontece impacta en sus conciencias. El próximo miércoles saldremos de la novela por la contraportada y la cerraremos con llave.
La experiencia está siendo plural, con gran variedad de sensaciones y opiniones, algunas incluso antagónicas: a muchos compañeros les está entusiasmando y sin embargo a otros tantos les irrita hasta la exasperación. Pero, como siempre, el encuentro nos ha dado pie a debates cargados de sabiduría y brillantez. Llevamos un cerro de años juntos y sin embargo espero cada miércoles con la ansiosa anticipación de un vampiro sediento porque sé de antemano que al terminar la sesión me iré a casa cargada de sorpresas.

De entrada me apetecía llevar a esta autora al club por su interesante biografía, (aquí en internet hay abundancia de páginas que con rigor y detalle os hablarán de su vida. Pero en este rincón, si me lo permitís, prefiero aprovechar el espacio para transmitir y prolongar las reflexiones que produce la lectura de su obra).
Aunque procuro separar la calidad literaria de los rasgos heroicos de un tiempo de guerra y exilio, cuesta trabajo porque es una aureola hermosa y merecida para toda aquella generación de escritores y artistas de otros gremios que tuvieron que exiliarse, a la que todavía no se le ha pedido perdón y tampoco se le ha dado las gracias, -como nos decía el protagonista de Soldados de Salamina, la magnífica novela de Javier Cercás, aunque en este caso se refería a gente más anónima -. Pero aunque los dolorosos hechos que tuvieron que vivir impregnen de emoción y hondura sus escritos, esculturas, pinturas…, lo justo es que su obra sea valorada sin ese añadido, con la misma escala que se aplica a los autores de tiempo de paz porque con la heroicidad no se puede competir.
Entre dichos artistas se encontraba Timoteo Pérez Rubio, el pintor al que le debemos el lujo de poder contemplar en el Museo del Prado los cuadros de Goya, Velázquez… Pérez Rubio fue el encargado de evacuarlos jugándose la vida. Sin una perra gorda en el bolsillo emprendió el viaje y sin un franco acabó la expedición, mientras su joven esposa huía sola con su hijo de tren en tren y de frontera en frontera esperando el reencuentro. Aquella muchacha que cambió cinceles, martillos y barrenas por palilleros, papel y plumín era Rosa Chacel. Tiempos altruistas en los que siempre había una cama griega, suiza, argentina, mejicana o brasileña dispuesta para albergar a los artistas españoles cuya carrera emergente truncó la guerra civil.

Ultraísta como muchos de los escritores de su generación, Rosa Chacel defendió a ultranza, -perdonad el guiño- una nueva concepción de la novela. Influida por las teorías de Sigmund Freud, coincidente en las intenciones literarias con Marcel Proust y seguidora de las ideas de Ortega y Gasset intentó abrir un camino nuevo apartándose de la novela realista para mostrarnos la conciencia del personaje, y para conseguirlo restó importancia a las descripciones físicas y sentimentales porque su trabajo era de introspección, búsqueda y exploración. Ella pretende la biografía de las ideas a través de la memoria, que nada tiene que ver con la nostalgia, trabaja con los recuerdos y la confesión, de ese modo el pasado y el presente se unen en un solo tiempo interior y los detalles descriptivos se sustituyen por las impresiones. La novela se sigue a través de los pensamientos no de los hechos, es el lector el que añade o mejor dicho deduce lo que falta, el que dibuja los lugares, hila los acontecimientos y se coloca en el tiempo cronológico. Creo que era la primera vez que esta disciplina se aplicaba a la novela, en un tiempo en el que se creía que todo era factible de cambio y transformación a través de las ideas, tiempo de fe en los precursores.
Aun a riesgo de pegar un enorme e inculto patinazo me choca no verla en las listas de autores de la generación del 27, nació en el 98, por tanto… Siempre me duelen los ‘ninguneos’ sobre todo cuando para más inri se hacen sin intención, pero desde la indiferencia y el privilegio masculino más absolutos, ahí tenéis a Maria Teresa León que a pesar de su amplísima obra no es recordada por sí misma sino como la mujer de Alberti, en fin… Me imagino a Rosa Chacel en el Ateneo de Madrid o en el café Granja del Henar junto a otros intelectuales de la época siendo respetada y valorada como uno más, intelectuales hombres que ahora soy yo la que ninguneo a propósito porque sería paradójico que al leer sus nombres se produjera el efecto contrario al que pretendo y la dejara como un satélite que para brillar necesita la luz de los astros. No sé quien tiene la culpa, esa culpa abstracta que nunca se puede concretar porque se diluye en colectivo, pero ella tuvo luz propia tan reluciente como la que descubre Isabel, la pequeña protagonista de “Barrio de Maravillas” al entrar por vez primera en el Museo del Prado y comprender que la luz es la que da forma y volumen a la vida.

Todas las alabanzas anteriormente escritas fueron consideradas en el club y recibieron el valor que tienen en su justa medida: un valor enorme pero externo al de la novela en sí. Recalco externo para que se entienda que no voy a entrar en contradicción si digo que me encuentro entre los compañeros a los que el libro no les está gustando. Cuando eso sucede en el club se sufre, porque se hace más costoso el compromiso de acabarla y durante un mes, más o menos, -ya sabéis que depende de las páginas, leemos cien semanales-, no se disfruta con la lectura en solitario aunque sí se haga en los coloquios. Lo cierto es que los que no estábamos a gusto leyéndola buscábamos con avidez las opiniones positivas para obtener el contagio, y fue providencial la aportación de Sole cuando dijo: He leído en algunos prólogos que la autora estructuró la novela a través de los sentidos, de ahí la música para el oído, la pintura para los ojos, las agujas de ganchillo lamidas para el gusto, la coleta y otros detalles para el tacto, el olor a miedo para el olfato… Hasta su intervención, el club se había llenado de quejas: No sabemos quién habla… Si la narración va o viene. Tampoco es relevante lo que ocurre. El lenguaje es rebuscado. No hay que confundir simpleza con sencillez. No es que busquemos lo simple, es que por difícil y compleja que sea una historia se puede y se debe contar con sencillez…
Otras voces generosas se fueron agarrando a los párrafos o pasajes más filosóficos para sacarles rendimiento. Compartieron subrayados… hasta que finalmente algunos compañeros hicieron su declaración de principios como lectores avezados y se concedieron el derecho de devolver el libro sin terminarlo, otros como es natural opinaron lo contrario. Llegados a este punto me pareció adecuado encajar la pregunta que surge del libro y que la propia autora nos plantea: ¿Qué buscamos en el arte? ¿para qué creéis que nos sirve, tanto a artistas como a espectadores?, ¿qué completamos, perfeccionamos o conseguimos con él? Un compañero nos remitió de nuevo a la novela y desde el Museo del Prado el personaje nos dio la respuesta:

”Todo esto se ha hecho por amor.”

No importa si conseguimos o no la empatía con todas las novelas que abrimos, lo que importa es, que todas ellos son regalos.
Hasta el próximo encuentro queridos amigos.Pili Zori

6 comentarios:

  1. Acabo de descubrir este blog.¡Enhorabuena! Me encanta. He leído el comentario sobre "Barrio de Maravillas" ¡Cómo afinais! Nosotros también lo estamos leyendo ahora en nuestro club"Doctor Fleming" de Albacete.Aún no lo hemos comentado.Ya veremos... A mi me está gustando pero considero que no es fácil.Te seguiré visitando.Isabel

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu visita querida Isabel, me encantará verte asomada por aquí compartiendo tus lecturas e impresiones sobre ellas. Un beso para ti y un abrazo para tus compañeros del club "Doctor Flemig" ya tengo mucha curiosidad por vosotros. Pili Zori

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena, tus palabras son exactas, inteligentes y necesarias. Rosa Chacel es una grandísima. Es demasiado exigente con lxs lectorxs y por ello precisamente mucho más interesante. Yo he sido relatora en un club de lectura sobre Leticia Valle, más sencilla, aparentemente que Barrio de Maravillas en la que me encuentro tan deliciosamente perdida que espero quedarme unos meses. Felicidades y un hurra por la gran R.Chacel!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu agradable visita querida Ana, por tu entusiasmo y por compartir en este rinconcito tu interesante experiencia con la autora -Rosa Chacel- Un abrazo.

      Eliminar
    2. Gracias por tu agradable visita querida Ana, por tu entusiasmo y por compartir en este rinconcito tu interesante experiencia con la autora -Rosa Chacel- Un abrazo.

      Eliminar
  4. Enhorabuena, tus palabras son exactas, inteligentes y necesarias. Rosa Chacel es una grandísima. Es demasiado exigente con lxs lectorxs y por ello precisamente mucho más interesante. Yo he sido relatora en un club de lectura sobre Leticia Valle, más sencilla, aparentemente que Barrio de Maravillas en la que me encuentro tan deliciosamente perdida que espero quedarme unos meses. Felicidades y un hurra por la gran R.Chacel!

    ResponderEliminar