Comentario sobre la serie "Los Soprano" de TV

He visto cuatro temporadas de la serie televisiva Los Soprano y me ha removido cimientos anímicos que creía muy bien asentados. Para mí esta magnífica “novela cinematográfica escrita con páginas de televisión” tiene un altísimo contenido moral y ético que te pone patas arriba los esquemas: nunca voy a olvidar dos escenas cruciales:
La primera cuando la doctora Melfi, tras ser violada en el aparcamiento, (lloré lo que no está escrito) -y después de que transcurran varios días de sentimientos ambivalentes y enfrentados- se queda a una milésima de pedir la protección de Anthony Soprano en la consulta, pero no lo hace. Ahí, justo en ese punto, en esa escena se me marcó la frontera diferenciadora, a pesar de que ese sería el camino más corto y eficiente ante un sistema judicial y policía inoperantes e injustos, ella no se lo cuanta y tampoco le pide ayuda. Los guionistas consiguen de forma magistral abrir debate no sólo desde las ideas sino desde los instintos, que es donde está el quid, y lo hacen perforando la pantalla con ese dedo que pregunta en tono acusador ¿Y tú qué harías? Es magistral el modo en el que cuentan con la colaboración del espectador que constantemente se debate entre la afinidad y el rechazo. Nos ponen un espejo delante, en el que nos reconocemos, en su doble moral, en su hipocresía, en los arrebatos de ira, en los sueños ilegales… Quién no sucumbiría ante determinadas tentaciones si no le pillaran, y cuando nos tienen al borde del acantilado abismándonos con ellos, zas nos muestran la diferencia y el verdadero significado de la honradez y lo heroica y difícil que a veces resulta practicarla, porque desde la atalaya en la que muchos nos colocamos es fácil emitir juicio, pero ellos, los guionistas con David Chase a la cabeza nos sitúan en la misma tesitura y a ver qué hacemos.
La segunda escena crucial a la que me refería en renglones anteriores es la de la conversación que Carmela, la esposa de Anthony Soprano, mantiene con el psiquiatra que la doctora Melfi le recomienda dado que ella no puede tratarla por ser la esposa de su paciente, este doctor no solamente la pone a ella en su sitio, también nos coloca en el nuestro a los espectadores, y clarifica de un plumazo las distintas posiciones que la psiquiatría toma: hay una gran diferencia entre la postura de la doctora Melfi (que hace la vista gorda ante ciertos detalles, y aunque ello no menoscabe su código deontológico ni la convierta en cómplice y su honestidad en ningún momento se ponga en cuestión, sí hay un matiz que importa mucho aunque sea difícil de distinguir en ese abanico tan amplio que se ha extendido en medio del bien y del mal y que tiene el color de la media tinta, el doctor le dice a Carmela que tiene una salida, la de dejar a su marido si este no abandona su modo de ganarse la vida, ella comienza a pormenorizar con el reparto de bienes y él la corrige de inmediato alegando que para purificarse y comenzar de nuevo debe irse sin nada porque ese dinero es sucio, que a eso es a lo que tiene que enfrentarse de verdad para tomar una decisión porque si no lo hace así siempre albergará dudas y que dicha decisión ha de tomarla con todas las consecuencias, ella se pone a la defensiva y alega que él no le va a hacer ascos a su dinero cuando acabe la consulta sabiendo de donde proviene (lamento empobrecer el extraordinario diálogo y la magnífica escena, porque escribo de memoria y no puedo citar textualmente) él vuelve a corregir diciéndole que en ningún momento ha pensado cobrarle y que tampoco podrá recibirla más si sigue encubriendo a su marido. ¡Ese es el matiz que marca la diferencia entre la doctora Melfi y él!: ayuda, no se desentiende, pero no quiere su dinero manchado de sangre, además durante el encuentro deja muy claro que no comparte las teorías psicoanalíticas que hurgando en las raíces de infancia exculpan las malas acciones.
Estoy pasmada con la perfección de los guiones, el global de toda la serie y el pormenorizado de cada capítulo, me parece un milagro conjugar tanta hondura sin perder por ello el esquema de intriga y entretenimiento, que tenga las dos lecturas: la de gran público y la del espectador más avezado. Soy incapaz de catalogar el trabajo de los actores como protagonistas y secundarios porque la considero una obra coral en la que cada uno de los elementos del elenco es protagonista absoluto en su parcela. Me asombra lo bien creados y perfilados que están los personajes: se les ha dado forma de pensar, un comportamiento determinado con costumbres y continuidad en el tiempo y sobre él una evolución, la atmósfera, el ambiente de cada casa que como observó mi hija Raquel hasta la vivienda de Junior refleja por detalles tan femeninos que la decoró una mujer que ya no está, logran hasta la solera del paso del tiempo…qué Antoni salga adormilado a por el periódico cada mañana con la misma indumentaria… me maravilla como interiorizan el más mínimo detalle porque cuando duermen se les hinchan hasta los ojos y no hay espectador que dude que llevan ocho horas bajo las sábanas y que tienen un aliento pastoso, que abra el frigorífico siempre en los mismos momentos para comer embutido y que ese detalle refleje un estado de ánimo… qué Carmela vaya hasta en casa impoluta y repeinada como una Jacquelín Kennedy, (otra observación de mi hija) para reflejar un planteamiento de vida el intento de conservar una apariencia de orden y limpieza interiores…que sea tan creíble que son familia sobre todo cuando discuten con sus hijos…
En fin, podría estar páginas y páginas detallando maravillas. Pero concluiré diciendo que me parece un logro que hayan roto los prototipos de belleza y que nos llenen la pantalla de personas deseables que afortunadamente rompen el canon con sus kilos ‘de sobra’ sus narices prominentes etc etc. Seres humanos en definitiva capaces de lo mejor y de lo peor, como todos nosotros, lo que nos diferencia de ellos reside en los límites que no se pueden traspasar, una cosa es comprender e incluso identificarse con ellos y otra muy distinta justificar lo que hacen.
Doy mi enhorabuena a escritores, directores y actores de la serie y a los mecenas que creen en ella, apoyo la huelga de guionistas porque al fin y al cabo ese EE.UU. ese país enorme y controvertido de gobiernos tan criticables siempre se ha salvado por sus artistas.
Y por escoger y hacer un cierre con broche elijo a los personajes más vulnerables: Christopher y su novia, me conmueven profundamente y me parecen los más perjudicados, la escena del ensayo en el teatro cuando Crissi hace de hijo y no diferencia realidad de ficción y entrega en borbotones todo el dolor y toda la carencia, me afectó en extremo, incluido el ataque y la injusta agresividad posteriores que descargó contra el pobre actor que había encarnado a su padre en el que proyectó toda la ira y la bestialidad acumuladas y reprimidas. Y sobre todo la consiguiente renuncia a los sueños por la consciencia de que ya no tiene salida.
Y la fragilidad de su novia sintiéndose traicionada y manipulada por la agente del F.B.I. a la que creía amiga, todo ese proceso en el que se ve la tremenda soledad y prisión en la que está metida y la fina línea que separa, pero que también iguala en sus métodos a policía y delincuentes, la misma arma usada para lo bueno que para lo malo, así de simple, no hay que olvidarlo. Es cierto que todos los protagonistas incluidas las mujeres son machistas porque contribuyen con su actitud a perpetrar y extender esas ideas y conductas, pero está muy bien ver desmenuzados todos los ingredientes para reconocerlos en nosotros mismos, puede que tengamos más de los que admitimos. De paso si algo buene tiene esta serie es la inteligente y exquisita manera de contrastar las partes, los ‘buenos ciudadanos’ y los que no lo son viendo a los vecinos, abogados y médicos del ‘otro lado’ el de los legales una no sabe quien es más mafioso.

1 comentario:

  1. Te felicito Pili por la perfecta descripción de, creo que puedo asegurar, una de las mejores series de todos los tiempos. Para el que no haya visto la serie, si lee tu comentario estará deseando disfrutar de ella.

    Estoy casi de acuerdo con todo lo que has dicho, aunque yo añadiría a tus dos escenas clave una tercera.
    Mi escena clave es la de Adriana en comisaría cuando están presionandola para que colabore a cambio de la libertad de Christopher y la suya propia. En ese momento Adriana vomita sin control sobre la mesa salpicando a todos.
    En principio parece que tanta presión le hace vomitar de los nervios pero para mi está soltando toda la mierda que lleva dentro arrastrando a sus espaldas. Cualquier persona medianamente humana sería incapaz de soportar esa vida sin enloqucerse o emfermar.

    Para terminar quiero decir que mi impresisión personal es que la serie es una metáfora de la sociedad en general en la que vivimos y la estadounidense en particular.
    Viendo la serie, veía a Estados Unidos disfrazado de una pequeña familia de la Mafia de New Jersey.


    Para terminar del todo, a los que no hayais leído las tres novelas de Pili Zori, os invito a leerla. Yo las he leído y son geniales.

    Enhorabuena por tu Blog.
    Un saludo y que sigas escribiendo.

    ResponderEliminar